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Mi abuelo con Zapata y Madero en el Borda: inicio de una ruptura histórica

Lya Gutiérrez Quintanilla

Queridos lectores, les comparto cómo es que un pequeño Menú que estuvo en resguardo de mi familia durante 100 años, cuando lo presenté ante Jorge Frías Villegas, entonces Coordinador del Archivo Centro del AGN, luego de constatar la veracidad de las principales firmas, me dijo: “Este Menú es una joya y le explico por qué”, me dijo.

“Es la única prueba que existe por escrito de su puño y letra de que el General Emiliano Zapata sí fue invitado por Madero y sí asistió al banquete a tres meses de estar alzado en armas contra Porfirio Díaz por su apoyo a los hacendados morelenses, ágape que le brindó la sociedad morelense al llamado ´Apóstol de la Democracia´ en el Jardín Borda el 12 de junio de 1911. Había solo menciones, no pruebas de su asistencia”. En el Menú aparece la inconfundible firma de Zapata entre la de Giuseppe Pepino Garibaldi, nieto del famoso general italiano que a los 31 años se enroló en el ejército maderista y la de Francisco I. Madero.

Al saber que un coleccionista extranjero pretendía adquirirlo, antes de que se saliera con la suya me apresuré a entregarlo personalmente al AGN. De regreso a Cuernavaca dije a mi familia: “Estamos celebrando el Centenario de la Revolución y este aparente sencillo Menú, ya no es nuestro sino de México”. Días después, recibí la carta en la que Frías Villegas me informa que el Menú se encuentra ya en la Fototeca del AGN, en el área de Donaciones, caja 2, sobre 21.

Y quien esto escribe les comenta que de acuerdo al relato de mi abuelo el abogado morelense Manuel Gutiérrez Guerrero que asistió como invitado al Banquete y fue testigo de lo que ocurrió ese día, llegué a la conclusión y la publiqué hace cerca de 15 años, que fue en ese convivio donde se inició la ruptura histórica entre Zapata y Madero.

Ese mismo año, pero el 28 de noviembre, se dio el rompimiento formal del zapatismo con el maderismo a través del Plan de Ayala. Con toda seguridad, Zapata, al ver el amable saludo de Madero a los hacendados ese día en el Borda debe haber comprendido que el candidato al pertenecer a una rica familia de hacendados del norte del país jamás apoyaría los reclamos de los pobres campesinos morelenses por recuperar sus tierras que les habían sido arrebatadas precisamente por los hacendados mayoritariamente. Pero antes de seguir, les cuento cómo obtuvo este Menú mi abuelo.

Al estar sentado entre los numerosos asistentes a la elegante comida, a mi abuelo le causó sorpresa la presencia de Zapata, así es que tomó el Menú impreso en fino papel que se encontraba en su mesa y pasó a pedirles su firma solo a los principales invitados que integraban la comitiva, Madero y Zapata incluidos. Regresó tranquilo a su mesa y sabedor del valor histórico de la presencia suriana escribió con letra pequeñísima en la parte derecha superior del Menú del lado de las firmas y que aún se puede leer: Propiedad de Manuel Gutiérrez G. Muy a tiempo porque minutos después atestiguó la llegada de tres o cuatro elegantes y poderosos hacendados y ya no hubiera contado con la firma de Zapata.

Al verlos, mi abuelo volteó a mirar la reacción de Zapata, así vio cuando éste se fijó a su vez qué hacía Madero y atestiguó el momento cuando el candidato a la presidencia los saludó con la mano en alto invitándolos a pasar. En ese momento, Zapata, adusto el semblante, ladeó su rostro levemente, se le acercó uno de sus guardias que estaban cerca de él a discreción.

Algo le dijo y mientras el otro se aprestó con seguridad a obedecer la orden de retiro al resto de sus guardias, Zapata se levantó y caminó unos pasos hacia Madero quien al verlo, sorprendido se levantó y lo esperó de pie junto a su silla. Tres, cuatro minutos hablaron entre sí, la única que escuchó la conversación fue su esposa Sara Pérez de Madero, sentada cerca de ellos. Madero parecía tratar de convencerlo que no se retirara pero no lo logró. Zapata, congruente como siempre fue, se despidió y salió, no compartió “el pan y la sal” con sus enemigos. El candidato pidió a un ujier, que lo acompañara a la puerta al tiempo que mi abuelo que no perdió detalle del desencuentro apreció aún más su Menú.

Años después mi abuelo, antes de partir a un viaje del que ya no regresaría, se lo entregó a su hijo don Alfredo F. Gutiérrez, mi padre, narrándole una vez más los pormenores de esa comida y pidiéndole lo salvaguardara, lo obedeció y así lo hizo a lo largo del siglo XX. Termino esta columna diciéndoles el nombre de otras firmas que aparecen en el Menú, entre ellas la del teniente coronel Raúl, hermano de Madero, la del Ing. Eduardo Hay, la del general Manuel Asúnsolo, la del Ing. Alfredo Robles Domínguez militar y político guanajuatense y por supuesto la del gobernador suplente de Morelos ese año, Nepomuceno Carrión. Y hasta la próxima.

Pie de foto:

El morelense Manuel Gutiérrez Guerrero con el Menú ampliado y las firmas que obtuvo.

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Foto: Cortesía de la autora