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José Martínez Cruz

“Llegará el día en que se unan las manos callosas del obrero y del campesino, para construir una nueva sociedad libre de explotación”, escribió Emiliano Zapata en una carta dirigida a la revolución rusa, en ese instante en que el ángel de la historia se hizo presente en la lucha emancipadora de los pueblos del mundo.

Al cumplirse otro aniversario del asesinato del General Emiliano Zapata Salazar en Chinameca, sus ideales siguen siendo como un faro que ilumina los caminos de resistencia, de lucha y organización de quienes buscan construir un futuro diferente y asumen como propias las aspiraciones de una revolución interrumpida: “Que las manos callosas de los campos y las manos callosas del taller se estrechen en un saludo fraternal. Porque, en verdad, unidos los trabajadores seremos invencibles. Somos la fuerza y somos el derecho. ¡Somos el mañana! Emiliano Zapata. Tlaltizapán, Morelos, 15 de marzo de 1918”.

Esa lucha por construir un gobierno obrero y campesino sigue siendo la alternativa frente a los poderosos de todos los partidos que hoy disputan las elecciones, pero al día siguiente se unen para seguir aplicando las mismas recetas capitalistas neoliberales, autoritarias, antidemocráticas y violadoras de derechos humanos. “Educar al obrero para la lucha y formar la conciencia del campesino”, dice Zapata al proletariado ruso que logró tomar el poder “es preciso no olvidar que en virtud y por efecto de la solidaridad del proletariado, la emancipación del obrero no puede lograrse si no se realiza a la vez la libertad del campesino”.

En un aniversario más del asesinato de Zapata, se dan la mano las manos callosas de quienes luchan en el campo y en la ciudad, como lo dijera el General.