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*LU SCHAFFER

“Nada marca tanto al hombre como el momento en que descubre cuál es su verdadera perversión…”

Una niña juega en la tierra. Una niña invisible. Solo tiene siete años. En casa no hay dinero para juguetes sofisticados, juega con otros niños en un barrio desplazado de Bogotá.

La niña no existe, socialmente invisibilizada debido a su origen migrante y a su posición económica. Pero alguien clava sus ojos en ella; un hombre apodado El Muñeco, protagonista del libro. Tiene todo lo necesario para ser el personaje principal: dinero, clase, belleza, familia prestigiosa. La gente opina que parece estrella de cine.

“Si parece actor de Hollywood, ¿para qué quiso llevarse a nuestra niña?”, se preguntarán después los padres, cuando su hija de siete años desaparezca a manos de El Muñeco.

La niña socialmente traslucida no fue invisible para aquel hombre, aunque tal vez sí, porque nunca vio en ella a un ser humano, solo un juguete, una cosa hecha de nada. Él no mató a nadie al momento de quitarle la vida, porque la niña era menos que nadie para él. Doblemente invisibilizada.

Los divinos cuenta la historia de aquellos que viven en la casa de los dioses, esos que están por encima de todo, santificados con la sagrada impunidad otorgada por el dinero y el poder.

La narración gira en torno a El Muñeco y su grupo de amigos, todos ellos mayores de treinta años. Disfrutan los privilegios de sus vidas carentes de necesidades y llenas de excesos, en la cumbre de la sociedad de consumo donde el “yo quiero” se transforma en un “yo tengo” para cualquiera que ostente el poder de “adquirir”.

Unidos por una lealtad casi inquebrantable, los cinco amigos comparten un código de vida: “culto al trago, prepotencia con las hembras, alevosía con la mamá, desprecio por los débiles y relaciones mierdosas con la vida en general”.

Vemos la historia a través de los ojos de El Hobbit, el integrante más reservado del grupo. Él nos acerca a la personalidad de cada uno de sus amigos y nos presenta la forma en que ponen a prueba los límites de su entorno para darse satisfacción, evidenciando que cada vez necesitan más estímulos para saciarse. Sin embargo, casi todos en el grupo tienen ciertos límites que no cruzarían. El Muñeco es la terrible excepción y ninguno de sus amigos pudo anticipar el acontecimiento.

“Yo creía que Muñeco, siempre en plan social y compulsión amiguera, era incapaz de aislarse porque debía aburrirse soberanamente en la soledad de su cabecita hueca, insustancial como un globo de helio. Error de percepción el mío. Sí que tiene Muñeco su propia y profunda psique, y es pavorosa”.

Si eres fan de las novelas de *Laura Restrepo, sabrás que es reconocida por escribir personajes extremos que se balancean en la cuerda floja, lo cual nos lleva a preguntar por qué y cómo llegaron ahí. El libro no decepciona en ese aspecto, pero si te acercas a Los divinos con la idea de encontrar el mismo estilo narrativo que en sus obras pasadas, te llevarás una sorpresa. Es otro mundo. Esta historia habla con un lenguaje por completo coloquial y vive de la tensión psicológica porque, a pesar de la brillante piel de El Muñeco, todos podemos presentir que algo se pudre detrás de su máscara y que esa fermentación estallará en cualquier momento, salpicando a quienes lo rodean.

Los divinos cuestiona nuestros estereotipos sobre los criminales y también nuestro uso de las palabras, porque al llamar “monstruo” al asesino lo colocamos lejos, como si el feminicidio cometido no fuera algo que ocurre todos los días, sino un suceso extraordinario que sólo puede ser realizado por una criatura casi mítica. Entonces esperamos que el asesino tenga ciertas características monstruosas para poder reconocerlo como tal, cuando su apariencia es totalmente humana y quizás tenga un sitio privilegiado en una sociedad clasista que promueve el narcisismo.

La niña invisible, socialmente traslucida y desprotegida, será mirada después de su muerte, por cientos de ojos que contemplarán con rabia las noticias de su tragedia. A través de su historia miramos a miles de personas que atraviesan dolores similares y pasan desapercibidas, en esta costumbre que tenemos de “invisibilizar al otro”, como si al difuminar los contornos del resto comprobáramos nuestra superioridad.

Basado en un caso real que sacudió el alma de Bogotá y que llevó a cientos de personas a las calles para exigir justicia, Los divinos es, según su autora, “una indagación a fondo de la cultura, no sólo por saber quién es el asesino, sino quiénes somos nosotros, los que creamos el caldo de cultivo para este tipo de violencia…”

*Los divinos

248 pp. Ciudad de México: Alfaguara, 2018

Laura Restrepo (Bogotá, Colombia, 1950)

*Lu Schaffer, escritora

Una persona con un traje de color negro

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