Andrea Álvarez Sánchez
«Estous tacos mexicas son una delicious», expresó Jennifer, al llevarse un taco al pastor a la boca. Le explicamos a mi amiga canadiense que estaba de visita en México que en realidad los mexicas no comían esto. Los tacos al pastor provienen de la influencia de la migración de libaneses en los años veinte. Después ella dijo que yo tengo un aire arabesco.
Debido a la presencia musulmana en la península ibérica durante casi ocho siglos, hubo intercambios culturales y étnicos que después llegaron a México en la época de la colonia española y se dio un mestizaje conformado no sólo de españoles e indios, sino también de árabes y negros.
Nuestra cultura se ve influenciada por el mundo árabe en diversos aspectos: la numeración, la arquitectura, la gastronomía, la agricultura y la literatura. Incluso el vocabulario de nuestra lengua tiene raíces árabes: «alberca» proviene de al-birka, que significa «el estanque»; «almohada» deriva del término al-mukhadda, que se refiere a un cojín para la cabeza; «azúcar», de suqqar; y «albóndiga», de al-bunduqa, que significa «la bola».
Cuando leí un ensayo de mi amigo Servando López, experto en el tema de Constantinopla, conocí a Mehmed II. Este líder del imperio otomano, implacable como una tormenta, con su afilada espada y su mente estratégica, conquistó la ciudad de Constantinopla en 1453. Esta fecha marca el fin de la edad Media y del Imperio Bizantino, así como el comienzo de la expansión otomana por Europa.
El presente exvoto está dedicado al poderoso sultán por haber tomado la decisión histórica de imponer restricciones al comercio marítimo en el Mar Mediterráneo para llegar a Asia. Antes, navegantes como Marco Polo hacían la ruta de la seda para importar productos a Europa tales como especias, seda, marfil, entre otros. Pero después de la caída de Constantinopla, los comerciantes, limitados por la restricción, se vieron forzados a buscar rutas alternas. Fue así como, en 1492, Cristóbal Colón de forma accidental llegó a América. Nadie, ni Mehmed II, nunca imaginó que su decisión iba a ser un factor determinante para que se diera uno de los acontecimientos más importantes de la historia: el encuentro entre dos mundos.
Lo anterior me hizo reflexionar sobre la idea de que estamos conectados con un pasado que influye en nuestro presente. Somos el resultado de una mezcla única de culturas, de una larga cadena de eventos y decisiones, de acontecimientos e interacciones que nos han conducido hasta el presente y moldean nuestra identidad y origen.
Si hubieran conquistado América los ingleses o los holandeses, las conjunciones irrepetibles que se dieron en el tiempo habrían sido diversas. Así que, aunque parezca extraño, la decisión de Mehmed II, como efecto mariposa, tuvo ramificaciones y reverberaciones que determinan nuestra existencia hoy en día.
No sabemos cómo habría sido la historia si los eventos se hubieran desarrollado de manera distinta. Lo que sí sabemos es que la Alhambra de Granada, el sistema decimal, la palabra alcoba o los tacos al pastor, con su sabor único de adobo de chile ancho y guajillo, son tan únicos como a cada uno de nosotros. Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana.
Exvoto a Mehmed II. Taller de exvotos de Andrea Álvarez Sánchez, 2023.
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