loader image

Eso sostenía el filósofo, escritor y humanista español, José Luis Sampedro y viene al caso porque hoy conmemoramos en México el Día de la Libertad de Expresión, instaurado en 1951 por el presidente Miguel Alemán Valdés, a instancia de varios editores de periódicos.

No deja de ser paradójico quiénes fueron y el momento en el que se instituyó esta conmemoración de a un concepto que ahora es reconocido como uno de los derechos humanos fundamentales de cualquier sociedad que se precie de ser moderna. En aquellos años como en décadas anteriores y lustros posteriores, nuestro país no era precisamente el paladín de la libertad de expresión, ni los empresarios de noticias, adalides del periodismo libre. Precisamente, nuestra casa se fundó con el ideal de ser una alternativa al empresariado que veía a la información como un mero producto industrial, y eso fue más de 30 años después de que se celebrara en nuestra nación oficialmente el Día de la Libertad de Expresión.

La libertad de prensa, de expresión y de pensamiento son garantías constitucionales, y eso es más importante que cualquier simbolismo. Y son tres derechos que van de la mano pues los seres humanos son libres de pensar lo que quieran, de tratar de comunicarlo a sus semejantes y buscar los medios para hacerlo.

Hoy publicamos trabajos de nuestras compañeras Estrella Pedroza y Angélica Estrada en los que se detallan algunas experiencias recientes de la libertad de expresión en nuestro estado, desde el punto de vista de profesionales y algunos de ellos coinciden en señalar que las consideraciones económicas para conservar sus respectivos medios, en ocasiones anteceden a la decisión de hacer prevalecer la libertad de expresión. Que valga la crítica con argumentos y que los medios pongamos en la mesa los argumentos y las pruebas de nuestros dichos.

La autocensura es una realidad en algunos medios que temen perder la posibilidad de existir. “En mi opinión, la libertad de expresión en México y en Morelos está garantizada. El problema radica en que no todos la ejercemos”, comenta uno de los periodistas entrevistados y, desde luego, en este aspecto, coincide con él Samuel Sotelo Salgado, actual secretario de gobierno del estado de Morelos.

En el fondo lo que se debe preservar es otro derecho humano: el del conocimiento. Si una persona quiere expresar una idea, otra debe gozar del derecho de conocerla o no y, otro, de argumentar una idea opuesta o incluso refutar la idea o información originales, y todos estarán en goce de sus legítimos derechos.

Más allá de ceremonias, sirva este Día de la Libertad de Expresión para recordar que el intercambio de opiniones es lo que mantiene viva a una sociedad que debe buscar mejorar día con día, con posturas qué asumir e información qué contrastar. No solo son intereses políticos o económicos, la libertad de expresión apunta a la propia vigencia de una sociedad en evolución.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *