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Roberto Abe Camil

Me tomo la licencia de usar el título de una de las 100 mejores novelas iberoamericanas del siglo XX, no como homenaje a García Márquez, quien fue ilustre vecino de la eterna primavera o para narrar la muerte de Santiago Nasar tras haber mancillado el honor del Ángela Vicario, sino para referir el estado que guarda el Consejo de Cronistas de la Ciudad de Cuernavaca.

Cuernavaca antes Cuauhnahuac, ha estado íntimamente ligada a la crónica desde tiempos inmemoriales, las leyendas precortesianas son abundantes, tal vez nuestro primer cronista formal lo fue Cortés en sus Cartas de Relación, de ahí se sucedieron un sinfín de plumas de viajeros y visitantes extranjeros hasta llegar al siglo XIX, el paso fugaz del breve Segundo Imperio dio cuenta de Cuernavaca en los escritos de Blasio, Kevenhuller y Paula Kollonitz entre otros. Al final de esa centuria vivió en Cuernavaca el escritor Cecilio Róbelo quien con su trabajo nutrió también la crónica local. Ya bien entrado el siglo XX surgieron figuras como Don Miguel Salinas y su monumental “Historias y Paisajes Morelenses”, Don Juventino Pineda Enríquez especializado en leyendas y el padre Lauro López Beltrán en historia sacra y como cronista de la Diócesis. Sin embargo, la crónica de Cuernavaca se consolidó en la figura de Don Valentín López González, quien fue no solo alcalde capitalino sino nuestro cronista por antonomasia consagró su vida a través de incontables publicaciones a su ciudad y estado, sigue siendo hoy por hoy el referente indiscutible de los cronistas cuernavacenses. A la muerte de Don Valentín se tomó la decisión de constituir un Consejo Municipal de Cronistas. Desafortunadamente el Consejo más pronto que tarde cayó en el olvido y es a la llegada de José Luis Uriostegui Salgado a la Alcaldía, cuando atinadamente se decide rescatar y reconstituir al Consejo de Cronistas del municipio de Cuernavaca. Es del dominio público que José Luis Uriostegui es un presidente municipal que da a la cultura su justa importancia, la vibrante actividad cultural de la capital del estado y la magnífica labor del Instituto de Cultura de Cuernavaca dan cuenta de ello, son la mejor carta de presentación de una ciudad con una profunda vocación cultural.

La convocatoria para instalar el Consejo de Cronistas genero interés y una genuina respuesta por parte de la comunidad, no fueron pocos los que presentaron su solicitud de ingreso, al final y conforme a las reglas establecidas en la convocatoria fueron seleccionados 16 ciudadanos, quien esto escribe es uno de ellos. A fines del año pasado el Alcalde dio posesión a los miembros y todo indicaba que el Consejo de Cronistas se sumaría a la notable labor que llevan a cabo el resto de los consejos municipales, lamentablemente somos la excepción y el Consejo de Cronistas está muy lejos de cubrir las expectativas para las cuales fue instalado.

El Licenciado Luis Anguiano Torre, fue designado Secretario del Consejo, con la encomienda de coordinar los trabajos de los cronistas, lo cual no ha concretado a medio año de haberse instalado el consejo, a lo anterior se suma que tampoco ha podido mediar en la disputa que ha escindido en dos grupos al Consejo, mostrando notoria parcialidad hacia uno de ellos. Para muestra un botón: el pasado mes de enero varios cronistas presentamos por escrito nuestras propuestas de trabajo, fueron firmadas de recibido, al día de hoy seguimos esperando respuesta, fuimos olímpicamente ignorados. De la misma manera no somos pocos los que no son notificados ni convocados a las reuniones mensuales bajo el irrisorio argumento de no pertenecer al “chat” de mensajería electrónica que administra el Licenciado Anguiano. El grupo que es favorecido por el Secretario, es el que comanda el Señor Octavio Sedano Reynoso, quien, en vez de escribir crónica, no se le conoce publicación impresa alguna de su autoría, se decanta por proferir insultos y mostrar conductas pendencieras y majaderas hacia quienes no pertenecen a su facción, una Asociación Civil mañosa y pomposamente denominada “Consejo de Cronistas de Cuernavaca” de la cual también se desconoce su estatus fiscal y legal. Los cronistas de Cuernavaca son gente muy valiosa en su inmensa mayoría, ojalá el Ayuntamiento de un golpe de timón para poner orden, garantizar equidad y materializar la propuesta original del Alcalde, evitando en el Consejo, la crónica de una muerte anunciada.

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