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NUNCA RETOÑÓ UN PAQUIDERMO (parte 1)

*LU SCHAFFER

Padre: los bárbaros nunca han visto florecer una mata de café/ ni saboreado el aguamiel de la cereza,/ por eso no saben que la tierra es sangre de la misma vena,/ raíz que el tormento de los soldados no extirpa/ aunque las uñas de los viejos, una por una sean arrancadas:/ y qué hacer: Madre: la flor del dolor sólo crece en el cuerpo/ y muchos no volvieron porque se quedaron florecidos en las cárceles…”

Estoy sentada cerca del agua mientras navego este libro. Quizás no sea coincidencia, porque el mar, el río, el sorbo de café en sus páginas, todo apunta a que será un poemario líquido. El paisaje que dibuja es doloroso, se hincha con palabras violentas que podrían encajar en muchos rincones de México. Tengo que encontrar el lugar exacto de esta descripción, así que lanzo la pregunta en internet y descubro la tierra donde fue escrito el autor Jesús Bartolo Bello: Atoyac de Álvarez, Guerrero, México ¿Por qué el lugar me suena oscuramente conocido?

Pronto recuerdo, porque en internet resalta la noticia: en Atoyac, policías armados con ametralladoras masacraron a maestros, padres de familia, un niño y una mujer embarazada. Encuentro las mismas palabras que el autor Jesús Bartolo resaltó en sus poemas con letra cursiva: “guerrilla”, “desaparecidos”, “narcotráfico, “tortura”.

“Guerrero es uno de los estados más pobres de la República Mexicana, en donde por décadas se han concentrado los mayores índices de pobreza y corrupción… Los descontentos que generaba tal situación han desembocado en sangrientas represiones”, dice un artículo de la CNDH, y menciona que Atoyac no es sólo lugar de desaparecidos, sino arroyo de rebelión, donde el activismo y las guerrillas florecieron para enfrentar la injusticia.

Con esa breve radiografía puedo entender mejor las mareas del libro.

Padre: les desvencijaron sus letras con el vocablo: tortura: y me pregunto:/ ¿los carniceros llegaban a su morada/ a besar en la frente limpia de sus hijos, sus crímenes?,/ ¿los miraban a los ojos para encontrar en su inocencia/ un poco de reposo y que los estertores de sus víctimas se esfumaran?/… Voces de sangre que acallaban la sierra con sus babeantes miradas”.

*En las lágrimas de la abuela nunca retoñó un paquidermo es un poemario sobre pérdidas que no se cansa de buscar. La pérdida del Padre, que se disolvió en la infancia del autor, víctima de una desaparición forzada. La pérdida de la Madre, que ante el dolor y la impotencia, se ovilló en la depresión. La pérdida de la Abuela, océano de esta historia, que ante la injusta desaparición de su hijo y la ausencia emocional de su nuera, cargó en su espalda al nieto, a la casa y la memoria, con la fuerza de un paquidermo marino, atravesó los arrecifes y enseñó a navegar. La Abuela que siempre estuvo ahí donde todo faltó y que miramos morir en los versos de este libro.

El autor me cuenta que se adentró en la poesía debido al peso de las ausencias: “esa falta de algo, un cariño, una palabra de aliento, comenzó a mellar mi ser. Cada ausencia alimentó, por decirlo de alguna manera, mi poética. Cada ser que dejó este plano nutrió mis versos. Cuando partí para reencontrarme con los míos y con lo mío, para mirar a mi pueblo desde la ausencia, todo se hizo presente y fue lo que me hizo escribir”.

*En las lágrimas de la abuela nunca retoñó un paquidermo

108 pp. Universidad Autónoma del Estado de México, 2015

Jesús Bartolo Bello López (Guerrero, México, 1970)

*Reseña de Lu Schaffer

Jesús Bartolo Bello López

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