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Aunque empezó el 1 de junio, la tercera ola de calor que experimenta gran parte del país nos tenía reservado su clímax para esta semana, pues se espera que comience a amainar hasta el próximo domingo.

Una ola de calor es un periodo de por lo menos tres días consecutivos y hasta varias semanas seguidas, que tienen temperaturas arriba del promedio, y es un fenómeno cíclico en estados como Baja California, Chihuahua, Guerrero, San Luis Potosí y Sonora, pero este año es diferente.

Víctor Manuel Torres Fuente, especialista en Meteorología Tropical del Instituto de Ciencias de la Atmosfera y Cambio Climático de la UNAM, piensa que la situación actual de las ondas de calor en México es crítica y fuera de lo normal, pues la presión atmosférica está alejada de los valores habituales, lo que significa que habrá mayor presión y que el aire corra de manera circular sobre el Pacífico, causando que las nubes no puedan desarrollarse para traer lluvia o tapar el sol.

De acuerdo con los especialistas universitarios entre 1980 y 2005 en México se presentaron cinco ondas de calor con una duración de más de 10 días, y durante ese mismo periodo se determinó que las olas de calor han aumentado por década, provocando mayor sequía en las diferentes entidades en donde se presentan y ocasionando que el promedio de temperatura aumente.

Además, 2023 es año de El Niño, que se forma cada seis años y se encarga de calentar el Océano Pacífico originando el ciclo de corrientes de los vientos que originan la ausencia de nubes de lluvia.

La temporada de calor de 2023 que oficialmente inició el 19 de marzo ya ha tenido fatalidades: hay seis muertes atribuibles a las altas temperaturas en Quintana Roo, Veracruz, Oaxaca y Sonora y, hasta la semana pasada, el récord de temperatura la tenía Ciudad Altamirano en Guerrero, que alcanzó los 46.1 grados Celsius.

En Morelos, ayer el termómetro llegó a poco más de 42 grados en Jojutla. Y hasta el momento, no ha habido ninguna emergencia clínica reportada, aunque desde luego, todos estamos sufriendo el calor como si el sol tuviera un problema personal con nosotros.

Más allá de fenómenos naturales como El Niño, la aparición de eventos inusuales como la particularmente aguda onda de calor que estamos padeciendo, es una muestra innegable de las transformaciones que el hombre ha causado en el planeta. En Europa todavía recuerdan a los 15 mil muertos que dejó el calor durante el año pasado, según cálculos de la Organización Mundial de la Salud.

En las ciudades -por cierto el récord de calor en Cuernavacase estableció en el 2010 con 36 grados Celsius y es probable que este año superemos esa marca- el calor se agudiza por el exceso de concreto, vidrio y pavimento, que sirven como radiadores que lo acumulan prácticamente todo el día, y la deforestación, pues las áreas verdes ayudan a disipar las altas temperaturas.

Las recomendaciones para evitar cualquier percance son obvias pero no está por demás recordarlas: hay que cuidarse de los rayos ultravioleta, use mangas largas, sombrero y lentes oscuros si es imprescindible que salga a la calle. Cuide a los niños y a los adultos mayores y manténgase hidratado.

Y váyase acostumbrando, porque los especialistas dicen que podría haber otra ola de calor en julio.

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