loader image

SORORIDAD

Hélène BLOCQUAUX

“Me debes sororidad porque al fin y al cabo somos mujeres” reclamó Fernanda. “No, mi reina, me lastimaste con mala intención, estoy segura que fue una venganza tuya y eso no tiene vuelta atrás”, replicó sarcástica María José agregando con la voz quebrada: “sabes, la confianza se pierde una sola vez y tú, sencillamente la pisoteaste a tu antojo”. María José dejó a su ahora examiga hablando sola frente a dos platos de enchiladas rojas acabados de servir. 

Recordando la tremenda historia planeada por ambas el mes anterior, María José salió del estacionamientotechado. Nada había salido como lo esperado y a primera vista, el destino tampoco podía salir inculpado.

Exactamente un mes atrás en el mismo restaurante,pero de noche, María José y Fernanda brindaban con Champagne y botanas por el éxito de la inmobiliaria que habían fundado por capricho de ambas, apenas graduadas de administración de empresas. Fue también el día en que urdieron el plan sentimental del que Gonzalo nunca se tenía que enterar: 

Primera etapa: presentación de María José con Gonzalo durante la comida de bautizo de los gemelos de la prima de Fernanda, a sabiendas de que a él le gusta Fernanda desde que eran estudiantes universitarios pero que a ella nunca le interesó como candidato a novio.

Segunda etapa: María José seduce a Gonzalo y con el paso del tiempo, formalizan su relación. 

Terminando el segundo plato de enchiladas sopeando la salsa con un bolillo, Fernanda repasaba de memoria la serie de puntos claves en los que el plan se había empezado a desmoronar. Llamó a la mesera para que le retirará las enchiladas y la canasta de pan dulce porque no se trataba a volver a subir de peso después de tan fenomenal disgusto. El plan era de las amigas, aunque en la mente de Fernanda, existía una tercera etapa que consistía en vengarse secretamente de su amiga por un asunto añejo que nunca le había perdonado, ni siquiera por las ganancias nada despreciables que María José había logrado con mucho más talento que su socia. En nombre de la empatía y de la amistad, María José jamás había subrayado ese desequilibrio de aportación en la inmobiliaria. 

Tercera etapa: el día en que Gonzalo le confiesa a Fernanda que está por irse a vivir con María José, ella lo invita a brindar y a quedarse mejor en su casa. 

La ruptura de Gonzalo con María José dejó a ésta desconcertada por la ausencia de motivos. Se sentía envuelta en un melodrama peor que de telenovela en el que pasaba del papel protagónico al de extra. Unos días después recibió un mensaje de voz en su mensajería procedente de un número desconocido: “Eres mi mejor amiga María José. Crees que me estoy vengando cuando en realidad mi acto fue de sororidad pura. Quise poner a prueba a Gonzalo cuando supe que su relación estaba funcionando. Llámale, te está esperando”. 

Nota: Los sucesos y personajes retratados en esta historia son ficticios. Cualquier parecido con personas vivas o muertas, o con hechos actuales, del pasado o del futuro es coincidencia, o tal vez no tanto. Lo único cierto es que no existe manera de saberlo y que además no tiene la menor importancia. Creer o no creer es responsabilidad de los lectores.

*Escritora, guionista y académica de la UAEM

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *