loader image

Ayer murió Álvaro Arvizu Aguiñaga a consecuencia de las heridas que un grupo de criminales le ocasionaron cuando invadieron, la semana pasada, el Centro para la Sustentabilidad de la Sierra Nevada Incalli Ixcahuicopa (Centli), de la Universidad Autónoma Metropolitana, ubicado en las faldas del Iztaccíhuatl, en Tlalmanalco,Estado de México.

Según un gráfico que difundió la UAM ayer,  Álvaro Arvizu fue “asesinado con saña al defender de una agresión el Centli”. Los atacantes robaron pertenencias, maniataron a otras personas, pero no pudieron disimular que iban en contra de Arvizu Aguiñaga, defensor del agua y la agroecología, y con él se ensañaron al grado de provocarle la muerte, aunque no de manera inmediata.

Una víctima más que habrá que sumar al vergonzoso listado que convierte a México en uno de los países en los que se asesina a más defensores de derechos humanos y ambientalistas en el hemisferio, según un informe de Global Witness, junto con Brasil y Colombia.

Esa organización internacional calcula que más del 75 por ciento de asesinatos de protectores de derechos humanos,como lo son los ambientalistas en el mundo, ocurren en América Latina, en donde “los defensores están siendo objetivos de gobiernos, empresas y otros actores no estatales, con violencia, intimidación, campañas de difamación y criminalización”.

Desde luego, esta violencia, como la criminalidad en general, es prohijada por la impunidad y por la corrupción, pues no son muertes casuales ni aleatorias y sus perpetradores parecen esfumarse en el aire sin que nadie mueva un dedo.

Ayer también, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua (FPDTA) anunció que buscarán que la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión atraiga las investigaciones sobre el asesinato de Samir Flores Soberanes, en una maniobra con la que pretenden lograr que el caso sea atraído por alguna instancia federal, dado el nulo avance que se tiene con la autoridades locales a las que, dicen, les han perdido toda la confianza y ante la falta de respuesta de las instancias federales a sus peticiones por encabezar las investigaciones.

Para quien no lo recuerde, Samir Flores Soberanes fue un indígena integrante del FPDT y del Congreso Nacional Indígena (CNI), y fue asesinado en su casa el 21 de febrero de 2019. Era comunicador comunitario, defensor de la tierra y principal opositor a la termoeléctrica de Huexca.

Y con Samir están Pancho Vázquez, Isaac Herrera Avilés,José de Jesús Sánchez García, Rodrigo Morales Vázquez y Alejandro García Zagal, entre los ambientalistas asesinados impunemente en Morelos en los últimos años, quienes, a su vez, se suman a los defensores de la tierra que han muerto en México. Tan solo el año pasado fueron 42, según el Análisis Global 2022 de Front Line Defenders.

Ahora, Álvaro Arvizu Aguiñaga se une a la lista del oprobio para nuestro país, tan urgido de rescatar su naturaleza y las condiciones de vida para sus generaciones futuras. Ellas serán quienes lo extrañarán más.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *