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De la supercarretera a la nube

Antulio Sánchez*

El concepto de «supercarretera de la información» surgió en la década de 1990. Fue utilizado por vez primera por el exvicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, durante undiscurso sobre la infraestructura de la información que pronunció en 1994. Fue ahí en donde Gore se refirió a la necesidad de desarrollar una red de comunicaciones de alta velocidad que permitiera el intercambio rápido y eficiente de información en todo el mundo y que denominó como una supercarretera. Pronto ese concepto se volvió en obligatorio en el mundo, que lo retomó cual si fuera un poderoso talismán para poder ingresar a la civilización moderna.

La idea detrás de la supercarretera de la información era crear una infraestructura de telecomunicaciones que permitiera la transmisión de datos a velocidades muy altas, similar a como las carreteras de alta velocidad permiten el transporte rápido de personas y bienes. Se consideraba que para que eso fuera factible debía operar con una red de fibra óptica de alta capacidad que conectaría a personas, empresas, instituciones educativas y gubernamentales, facilitaría la transferencia de datos, el acceso a la información y la comunicación en tiempo real.

A medida que avanzaba la tecnología de las telecomunicaciones, el término «supercarretera de la información» se usó como equivalente de Internet de banda ancha y un sinónimo de la expansión de las redes de telecomunicaciones de alta velocidad en todo el mundo. Poco duro el término, que había ya sido adoptado en muchas partes del orbe, ya que poco después se empezó a optar por términos como «infraestructura de Internet» y «redes de comunicación»que dan paso a un flujo rápido y eficiente de información a escala global.

Pero para entonces también se empezó a propagar otro concepto mítico que se ha posicionado, el de «nube». La idea central detrás de tal término es proporcionar acceso a recursos computacionales, como almacenamiento, servidores y software, a través de internet en lugar de tenerlos localmente en dispositivos físicos, un concepto ya propio de la movilidad pero sobre todo de la propagación de la red en múltiples dispositivos.

No se sabe con precisión cuando se originó el término«nube», aunque algunos refieren que se debe a John McCarthy, un científico de la computación y matemático estadounidense. Él no habló de nube propiamente pero sí de «computación de tiempo compartido» en la década de 1960, que para fines prácticos es un equivalente de nube. McCarthy preludió que en el devenir los recursos informáticos se compartirían vía una red y estarían disponibles para su acceso y uso bajo demanda, de manera similar a como se accede a los servicios públicos, como la electricidad o el agua. La misma Arpanet usó el concepto para representar los equipos de cómputo enlazados.  Sin embargo fue hasta 2011 que Antonio Regalado uso el término «cloudcomputing» o «computación en la nube», en el sentido que se usa en la actualidad.

Antes de que Regalado diera a conocer dicho término, ya varias empresas contaban con servicios propios de la nube, Amazon Web Services (AWS) se lanzó en 2006 y de inmediato le continuaron Google Cloud Platform y Microsoft Azure. Estas fueron las empresas pioneras en el desarrollo y la adopción masiva de servicios en la nube, y desde entonces el concepto se ha vuelto fundamental en el panorama tecnológico actual. En poco tiempo la nube ganó peso y se transformó en un recursopara hacer muchas cosas, cuya fuerza se cimentaba en su potencia e inteligencia. Se convirtió en una palabra de moda en la jerga empresarial, en un argumento de venta. Pasó de ser un recurso tecnológico para devenir en una auténtica metáfora.

Hoy, la nube es la metáfora por excelencia de internet o el ciberespacio: es un sistema global de gran alcance y omnipresencia que, además, lleva impreso el aura de algo espiritual y divino, algo inasible pero que al mismo está en todas partes. Exploramos la nube, dialogamos con amigos vía la nube, nos conectamos a la nube, trabajamos en la nube, almacenamos y extraemos información de la nube, pensamos y somos a través de la nube. Referida por sus términos o soslayada al usarla, la nube es el oxígeno de la vida diaria. 

Pero a pesar de su impulso etéreo y su dimensión abstracta, la nube es una burda y ruda infraestructura física compuesta de líneas telefónicas, fibra óptica, satélites, cables tendidos sobre las profundidades marítimas e inmensas naves industriales repletas de computadoras, de granjas equipadas con infinidad de equipos de cómputo que tragan enormes cantidades de agua y electricidad. La nube es insaciable, todo arrasa y devora y su crecimiento es imparable. Todo lo absorbe y es la zona en donde se articula la verdadera esfera pública en estos tiempos: allí es en donde compramos, hacemos transacciones bancarias, mantenemos relaciones sociales, «compramos» libros y hacemos vida política aplaudiendo o defenestrando a los políticos o funcionarios públicos.

Si en el pasado juvenil de internet se pensaba que la «supercarretera de la información», era el salvoconducto para el conocimiento y gracias a la misma cualquier dato e información estaría a solo un golpe de teclado, hoy eso y más es factible hacerlo con la nube. Pero al mismo tiempo que la nube mandó al cajón del olvido a la supercarretera de la información, también le sucede lo mismo a nuestros correos electrónicos, fotos, actualizaciones de estado, documentos profesionales, datos de la biblioteca y electorales, historiales médicos, calificaciones de solvencia crediticia, los «me gusta», los recuerdos, las experiencias, las preferencias personales y deseos tácitos que ahora dormitan en la nube, en la infraestructura de diversas empresas.

@tulios41

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