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Medardo Tapia Uribe

Existen dos disputas que han hecho crisis en nuestro Estado de Morelos, una es por el poder político y otra por el poder de facto o captura del Estado y territorial por grupos de la delincuencia organizada. Y nada de que yo no fui, fueron mis simpatizantes o que  no me toca.

Las disputas políticas de “precampaña” locales se habían iniciado y “emparejado” con esa disputa nacional por la presidencia de la República cuando menos hace varios meses y las hemos visto en los medios locales, bardas, carteles y diversos medios de difusión públicospretendidamente disimuladas o disfrazadas como informes de varios representantes políticos o supuestas expresiones de simpatizantes.

Todo esto era así hasta que Morena en la Reunión de su Consejo Nacional dio el banderazo de salida y se “reinició”, simbólica y formalmente, con la exigencia y renuncia o licencia de sus cargos y representaciones políticas. Este momento culminante local y nacional hizo que los partidos de oposición apresuraran sus propias “pre-nominaciones” y “pre-campañas”, pues les estaban comiendo el “mandado”, sobre todo más visiblemente en la disputa nacional por la presidencia de la República, con la bendición del Ejecutivo nacional en conocida reunión pública con “los precandidatos”, pero también se podía observar localmente mediante, seguramente, con la “bendición” (léase Vo Bo), del Ejecutivo estatal a los desplegados públicos del funcionario estatal más conocido y difundido que ni hace falta mencionar su nombre, con toda clase de rumores sobre este lanzamiento estratégico.

Ante estos actos de precampaña en la disputa por la presidencia de la República y el Gobierno del Estado de Morelos, se han planteado diversas denuncias públicas y otro tanto de respuestas de los órganos electorales nacionales y locales—como siempre, como llamadas a misa— así comolas preferencias públicas, implícitas y explícitas de diversos medios. 

Como ha ocurrido en disputas electorales pasadas, estas precampañas nos afectarán profundamente, para bien y para mal. ¡Acuérdese por favor! Por eso, es muy importante que los ciudadanos y morelenses pudiéramos participar en esa disputa y evitar dejarnos llevar simplemente por lo que se convierte en tendencia avasalladora, luego muy difícil de parar, para que, primero nos lamentemos y, después, nos la mentemos, así doble y sin ser pleonasmo. 

Sin embargo, le apuesto a que no hemos aprendido, en contra de lo que dice el presidente López Obrador de que el pueblo es sabio y de que los ciudadanos de Morelos y de México estamos profunda y suficientemente politizados. Nuestra participación crucial, si salimos “muestreados”, será en las respuestas en las famosas encuestas ciudadanas para que señalemos quién es nuestro “precandidato (a)” favorito (a), si es que no resultan “encuestas cuchareadas”.

La otra disputa, de los “gobiernos de facto” de la captura territorial y de Estado de la delincuencia organizada ocurre en Morelos paralela o simultáneamente a la disputa política que sigue avanzando en Morelos y no precisamente de manera silenciosa, como se manifiesta escandalosa e impunemente, ahora en la carretera federal México Cuernavaca y en Huitzilac, incluido Tres Marías, pero sin atenderse como debería de acuerdo con el artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos:

La seguridad pública es una función del Estado a cargo de la Federación, las entidades federativas y los Municipios, cuyos fines son salvaguardar la vida, las libertades, la integridad y el patrimonio de las personas… La seguridad pública comprende la prevención, investigación y persecución de los delitos.. El Ministerio Público y las instituciones policiales de los tres órdenes de gobierno deberán coordinarse entre sí para cumplir los fines de la seguridad pública (CPEUM, DOF, 26,03, 2019).  

Por esto es por lo que no puede circunscribirse a lo que irresponsablemente declaran algunos funcionarios “esto a míno me toca”, que porque es federal o que esto es del mando coordinado estatal, o que es municipal o que hay complicidades sociales y familiares locales. Ya tiene rato ese cuento desgastado de las “altas” autoridades de que la corrupción es solo local, porque la peor corrupción aquella de hacerse omisos federal y estatalmente “porque a mí no me toca” o porque aquí estamos abiertos a que denuncien, cuando cada una de estas instancias de gobierno en materia de seguridad tienen la facultad constitucional de investigar y no sólo de esperar, para luego declarar “espantados” que ellos no sabían lo que allí ocurría, cuando los ciudadanos vecinos locales señalan, que todos saben incluso las autoridades federales, quiénes son los que están delinquiendo y las casas que ocupan, algunos de ellos porque simplemente las “tomaron”. Así que por favor, autoridades federales, estatales y municipales cumplan con su responsabilidad y actúen, nada de que a mí no me toca. Esta es la peor clase de corrupción.

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