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Cafeólogo®

Con el tiempo todo cambia, incluso el sabor de la taza de café. Se debe, en el caso del café, no de la vida, aunque ahora que lo pienso bien podría ser útil la metáfora, debido a un efecto denominado modulación, que explica que percibimos de distinta forma el saborde los alimentos y bebidas en función de su composición y la temperatura a la que se encuentran. Así, una limonada sabe ligeramente diferente cuando está atemperada que cuando está muy fría, porque nuestro sentido del gusto y del olfato registran dediferente forma la información debido a la diferente temperatura en uno y otro caso. Lo mismo pasa con el café, y por eso no nos sabe igual cuando está muy caliente, que cuando ya está solo caliente, o tibio, y no se diga frío. En la vida algo debe pasar en ese mismo sentido: no percibimos de la misma manera las cosas en función de la “temperatura” a la que se encuentren.

Hay a quien le gusta la mala vida y a quien le gusta el mal café. Hay quienes cada día trabajan para construirse la mejor vida posible y quienes trabajar cada día para lograr el mejor café posible. Admiro a los segundos, tanto en cuestiones existenciales como en gustos cafeteros. Y sin embargo, nadie tiene comprado el resultado. Yo por ejemplo, veo mis anhelos a veces acercarse y a veces alejarse. Algunas veces en mi taza de café hay dulzor, en otras no tanto. Y si además incluimos la variable modulación, en ocasiones me va bien la temperatura del café y de la vida, y en ocasiones no.

Voy a espaciar mis textos, porque el café es muy celoso y no llego a todas. Puse mi primera barra de café, hace algunos años, para tener tiempo de leer y escribir, pero el café tenía otro plan en mente, y ahora es a cuentagotas que puedo una y otra cosa. No es queja, es principio de realidad. Así que no nos veremos -leeremos- semanalmente, pero no dejaremos de vernos en este espacio. Mientras tanto, haga el siguiente ejercicio: sea consciente de cómo le sabe el café en función de la temperatura del líquido, y depaso haga consciencia de cómo le sabe la vida en función de la temperatura de las cosas que pasan, y quizá, como a mí con el buen café, descubramos que lo bueno siempre sabe bien, y lo no tan bueno, pues no. 

Nos vemos pronto, no en siete, sino en catorce lunas, aquí en La Jornada Morelos.

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