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“Jóvenes Construyendo el Futuro”

Héctor H. Hernández Bringas*

Como señalábamos en la entrega anterior, el programa Jóvenes Construyendo el Futuro está destinado al apoyo a personas entre 18 a 29 años que no estudian ni trabajan, para que puedan formarse, capacitarse en el mercado de trabajo, a través de su incorporación a empresas, talleres, PYMES u oficinas de gobierno. Cada joven recibe una beca que ha ido variando con el salario mínimo y que en 2022 fue de 5,285 pesos al mes y seguros de enfermedades y maternidad y riesgos de trabajo durante 12 meses. Los beneficiarios están obligados a asistir los días y horas establecidas en el plan de capacitación.

Durante sus primeros tres años de funcionamiento (de 2019 a 2021), a nivel nacional el programa ha atendido a 2.1 millones de beneficiarios únicos, es decir, al 8.1% de los casi 26 millones de personas que hay en el país con la edad de 18 a 29 años. Pero los niveles de cobertura son muy desiguales entre las entidades federativas, como puede apreciarse en la gráfica.

Fuente: Elaboración propia con datos de: programas del bienestar, padrón único de beneficiarios.

En Tabasco, estado de origen del presidente, se da cobertura a casi el 40% de todos los jóvenes, mientras que en 21 entidades la cobertura es menor al 10 por ciento, y hay estados que no alcanzan ni el 1% de cobertura (como Nevo León y Baja California). Visto así, al estado de Morelos no le ha ido tan mal, con una cobertura del 17.4%.

Es difícil explicar las diferencias, pero parecen no tener correlación con los niveles de desocupación en las entidades. Ciertamente Tabasco y Tlaxcala tienen una desocupación alta, pero también Quintana Roo, la Ciudad de México y Guanajuato, con coberturas muy bajas en el programa. Sin embargo, sí puede advertirse cierta correlación entre la cobertura del programa y los niveles de pobreza: entre las de mayor cubertura están las entidades con mayor pobreza.

Por otra parte, es claro también que no todos los jóvenes entre 18 y 24 años están en la condición de incorporarse al programa. En primer término, no es un programa incondicional, como sí lo es la pensión de adultos mayores, sino que supone un compromiso laboral cotidiano. En segundo lugar, muchos jóvenes que no estudian ni trabajan, realmente se encuentran muy ocupados realizando labores de cuidado y trabajos domésticos no remuneradas.

Aún así, como señalamos también en la entrega anterior, es posible que los que sí requieran este apoyo, es decir, que tienen entre 18 y 29 años, no estudian ni trabajan y, además, son desempleados o buscadores activos de trabajo, hayan ya tenido acceso a este programa.

Podemos estimar que la inversión de recursos ha sido muy cuantiosa: en los tres primeros años pudo superar los 100 mil millones de pesos en el país, de los cuales correspondieron a Morelos unos 3.4 mil millones de pesos.

*Investigador del CRIM de la UNAM en Cuernavaca

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