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Roberto Abe Camil*

Tepoztlán es sin duda alguna un sitio de primer orden en nuestra geografía, destaca por su belleza natural donde se yergue un anfiteatro de montañas que rodean un valle que une los bosques con tierra caliente. A su vez su legado histórico, artístico y cultural es preponderante en la conformación de la memoria histórica e identidad morelense. Se conforma también con una orgullosa población originaria nutrida por vecinos y avecindados, coloquialmente conocidos todos como Tepoztecos o “Tepoztizos”.

El más emblemático de los Pueblos Mágicos morelenses, es un destino turístico muy popular en el centro del país, entre sus bondades sobresale que además de sus diversos atractivos es un lugar al alcance de todos los presupuestos desde jóvenes mochileros que pueden comer en un puesto en el pintoresco mercado hasta instalaciones de alta gama y cinco estrellas. Sin embargo, existe la enorme tarea de preservar el entorno, de evitar la anarquía urbana y el consumo de alcohol en la vía pública, reordenar su tradicional carnaval y regular los excesos de las fuerzas de seguridad pública al implementar el Bando de Policía y Buen Gobierno, así como el reglamento de tránsito. El reto está lejos de ser sencillo y a todo lo anterior, se suma la defensa y preservación del rico patrimonio histórico y cultural local.

Uno de los parajes tepoztecos más bellos, es el valle de Atongo, lugar donde convergen viviendas originarias, residencias de descanso, hoteles, restaurantes, cafeterías, librerías y centros culturales entre otros. Ahí destaca como patrimonio de la comunidad la tradicional cruz de Atongo que a manera de las cruces atriales características de las iglesias virreinales se alza en la bifurcación de Revolución con el Camino a Meztitla. El monumento es parte de la vida cotidiana de los habitantes de Atongo, incluso un punto de referencia obligado para propios y extraños. El día de la Santa Cruz, los pobladores junto con los del aledaño Ixtepec colocan ahí ofrendas con motivo de la tradicional fiesta.

Pero no todo es felicidad en el valle de Atongo, resulta que existe una poderosa persona moral denominada “Asociación de Vecinos del Valle de Atongo” que comanda David Warner Byles originario de Waltham Abbey, en Essex, Reino Unido y quien es señalado por excederse en sus atribuciones como líder de una organización vecinal, situación que ha sido denunciada con anterioridad en diversos medios de comunicación. Pareciera ser que el señor Byles se ha erigido en un moderno Quetzalcóatl, pero no el Quetzalcóatl mitológico, aquel asociado a la sabiduría y la concordia, sino más bien al histórico, a Ce Acatl Topiltzin, nacido en Amatlán, paraje tepozteco, alrededor del año 895 de nuestra era.

Al igual que Ce Acatl Topiltzin rigió los destinos de Tollan, la capital tolteca, el señor Byles lo hace con los de Atongo. Entre lo que se le censura al señor Byles, se encuentra el hecho de que toma atribuciones que solo corresponden a las autoridades, tales como prohibir la circulación de vehículos de ciertas características por las calles y caminos de Atongo, solicita contribuciones económicas para ejecutar obras públicas y en un rubro delicado: condiciona los permisos para la celebración de eventos sociales en hoteles y jardines, lo cual pone en riesgo a los prestadores de servicios turísticos, la generación de empleos y por supuesto a los proveedores de insumos locales. Existen incluso casos de personas que han tenido que mudarse de Atongo por la presión que sobre ellos ha ejercido la poderosa asociación de vecinos.

A todo lo anterior se añade que ahora la Asociación de Vecinos del Valle de Atongo, de manera unilateral ha intervenido la icónica Cruz de Atongo, la ha cambiado de su sitio original reubicándola en la acera de enfrente y lo más grave, todo indica que la cruz original ha sido substituida por una nueva. De ser así, es un grave atentado al patrimonio local y un exceso que no debe ser tolerado. Importante será poder consultar al Centro INAH Morelos si la mencionada cruz es un bien catalogado, en ese caso, se habrá violado lo dispuesto por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.

Resulta extraño que la comunidad tepozteca, tan celosa de su patrimonio no se haya pronunciado al respecto y haya tolerado la arbitraria intervención a la cruz, pues aún en el supuesto de que no sea un bien catalogado es sin duda alguna un referente indiscutible de las tradiciones, la identidad y la fuerte raigambre comunitaria que distingue a los habitantes del valle de Atongo.

*Escritor y Cronista Morelense.

Imagen que contiene interior, persona, foto, café

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Quetzalcóatl de Diego Rivera , Mural de Palacio Nacional

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