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Antonio Ponciano Díaz*

A la gran mayoría de las personas nos cuesta trabajo entender lo que está sucediendo en el mundo y en nuestro país, desde luego, me refiero a los buscadores de explicaciones porque hay otro grupo de personas: los indiferentes o, simplemente, los que no les interesa saber lo que está pasando.

Nuestro tiempo se caracteriza por una avalancha de acontecimientos los cuales suceden uno tras otro provocados por la infodemia avasallante que, sumados a los avances tecnológicos disruptivos, están provocando una especie de vértigo informativo que provoca caos, miedo, parálisis y confusión.

Recientemente escuche una explicación muy interesante del doctor José Antonio Lozano Díez, Presidente de la Junta de Gobierno de la Universidad Panamericana y el IPADE, que nos puede ayudar a entender lo que estamos viviendo en este mundo globalizado y de incesantes transformaciones.

El doctor Lozano refiere que estamos viviendo un momento VICA, es decir, estamos inmersos en un entorno altamente Volátil, donde la característica que provoca esta volatilidad es profundizar el grado de Incertidumbre que vivimos, este entorno donde todo se mueve muy rápido y todo cambia casi al instante generan una profunda Complejidad, difícil de comprender y que, al no poder entender la combinación de estos factores, quedamos psicológica y emocionalmente en un estado de Ambigüedad. Por ello la vida se nos presenta como una permanentemente crisis.

De estos cuatro conceptos y de cuyas iniciales se forma la palabra VICA, explican, en mayor o menor grado, lo que estamos viviendo: Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad. Paso a explicar cada uno de ellos:

La volatilidad. Este concepto implica la idea que todo se esfuma, se evapora. Nada se puede sostener por un tiempo porque cambia constantemente, percibimos que la vida se evapora al igual que los acontecimientos. Los sucesos en nuestra vida cotidiana presentan esta dinámica de volatilidad. En un entorno donde los celulares nos exponen a una infodemia aplastante ya no tenemos el tiempo para saber qué es verdad o qué es mentira. No tenemos la paciencia para analizarlo el tsunami informativo. Esta problemática ya la había expuesto Zygmunt Bauman con sus libros la Modernidad Líquida o la Vida Líquida. Hoy todo se hace líquido o volátil, para el caso producen el mismo efecto.

La incertidumbre. Venimos de un mundo donde la linealidad era el paradigma dominante y esto nos permitía hacer planes a corto, mediano y largo plazo. Hoy en día bajo un entorno volátil y altamente cambiante ya no se tiene la certeza de que va a suceder en el corto y mediano plazo. Planear ya se tornó incierto. No sabemos qué va a suceder en el futuro ni cómo va a ser la vida. la inteligencia artificial con Catgut a la cabeza ahonda en un entorno de mayor incertidumbre.

La complejidad. Con tantos avances tecnológicos, la mayoría de ellos, disruptivos y cuyos efectos provocan desconcierto e ignorancia, todo se vuelve difícil de entender y pareciera que cada día están más enmarañados. Este fenómeno de la complejidad nos deja desprovistos de herramientas para comprender la vida y lo que está sucediendo en la sociedad mundial y en nuestro país.

La ambigüedad. Finalmente, como colofón de los anteriores factores, la ambigüedad se nos manifiesta como una especie de parálisis mental o cognitiva. Prácticamente quedamos desprovistos de herramientas para entendernos y comprender nuestro entorno. Circulan tantas posibles explicaciones del acontecer social, económico, político, cultural, educativo etcétera. Que prácticamente quedamos en un estado de confusión permanente. No hay duda: estamos viviendo un momento VICA.

*Ex catedrático de la UAEM

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