loader image

María de Jesús Ordóñez Díaz*

En Ecuador y Perú existe una corriente marina cálida que recibe el nombre de El Niño, debido a que aparece en la época de Navidad. Esta corriente estacional ecuatorial propia del Pacífico sudamericano corre de Norte a Sur; está asociada a la persistencia del viento del sudeste, es decir, en dirección de la costa hacia el Ecuador. Cada fin de año, la dirección del viento se invierte y la corriente corre hacia el noroeste (Ripa, 1991).

La corriente de El Niño; es un evento estacional que ocurre cada año con cambios que pueden ser leves o fuertes y duraderos. Esta corriente es diferente a las anomalías interanuales que pueden presentarse cada dos, siete o catorce años, conocido como “fenómeno El Niño” (Ripa, 1991).

La corriente de El Niño se considera benéfica porque se asocia a la llegada de la temporada de lluvias, necesaria para la agricultura y el ciclo biológico de la selva seca ecuatorial. Sin embargo, cuando, la corriente presenta un calentamiento anómalo en la superficie del Pacífico tropical se le conoce como fenómeno de El Niño; la modificación en las temperaturas oceánicas produce un efecto dominó que tiene repercusiones tan dispares como sequías en algunas regiones y lluvias torrenciales, inundaciones o eventos ciclónicos, en otras.

La presencia de un molusco bivalvo conocido en quechua como mullu (Spondylus), es un indicador de la presencia de la corriente de El Niño. Este molusco tiene una gran sensibilidad térmica y se desplaza rápidamente por lo que se mueve al vaivén de la corriente. Normalmente en la franja tropical del océano pacífico, cerca de Australia, hay una masa superficial de agua cálida, mientras que en las costas de América en Chile y Perú el agua superficial es más fría. La diferencia de temperatura se debe al efecto Coriolis (fuerza atmosférica que empuja en dirección perpendicular a la del movimiento del agua; en el hemisferio boreal es hacia la derecha de la dirección del movimiento del agua, y en el hemisferio austral corre hacia la izquierda).

Regularmente el viento noroeste sopla a lo largo de la costa, hacia el ecuador; el agua de la superficie tiende a moverse en dirección suroeste, perpendicular a la costa y mar adentro. El agua transportada mar adentro es reemplazada por aguas profundas cercanas a la costa; este desplazamiento del agua superficial hace posible que el agua profunda y fría salga a la superficie arrastrando los ricos nutrientes del fondo, permitiendo el crecimiento de las poblaciones de peces y la buena pesquería de la zona.

No obstante, esta situación puede cambiar en un intervalo de dos; siete, o hasta catorce años; el régimen de los vientos cambia y soplan de este a oeste y el agua que se encuentra 3°C a 7°C más caliente de lo normal, se hace más extensa y se desplaza desde el noroeste de Australia hacia las costas del Pacífico ecuatorial, hasta llegar a las costas de Perú y Chile. Cuando este fenómeno se mantiene durante doce a quince meses, las corrientes marinas cambian en la zona e impiden que afloren las corrientes frías ricas en nutrientes, afectan principalmente las pesquerías que ven una drástica disminución de las poblaciones de peces que se alimentan en dichas aguas. Dado que también se presenta una alteración de las corrientes atmosféricas, el clima de varias zonas de América, Australia, África y Asia también se ve afectado. El calentamiento del agua del mar favorece la formación de mayor nubosidad que se desplaza hacia la tierra promoviendo lluvias de mayor intensidad responsable de inundaciones periódicas.

Este 2023, tenemos el fenómeno de El Niño, es decir el agua del mar se encuentra más caliente, cambia la dirección de su circulación, las aguas cálidas de Australia han viajado hasta las costas de Chile y Perú, este año no es de buena pesca en la región, el efecto de este fenómeno es planetario. En México, es responsable de la gran sequía que se ha registrado en casi todo el país. La presencia del fenómeno de El Niño coincide con el registró de mayor concentración de CO2 en la atmósfera de 425 ppm, dato, nunca antes alcanzado en el registro geológico.

Estamos ante los efectos del cambio climático global, es necesario revisar las decisiones que tomamos cotidianamente. ¿Nuestras decisiones y acciones contribuyen a disminuir o incrementar el cambio?

*Investigadora

Centro regional de Investigaciones Multidisciplinarias UNAM campus Morelos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *