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LU SCHAFFER*

“¿Era la historia esa fantástica tergiversación de la realidad? ¿La conversión en mito y ficción de los hechos reales y concretos? ¿Era ésa la historia que leíamos y estudiábamos? ¿Los héroes que admirábamos? ¿Un amasijo de mentiras convertidas en verdades por gigantescas conspiraciones de los poderosos…?”.

Si pides a los estadounidenses que señalen dónde está Guatemala, descubrirás que algunos de ellos ni siquiera la ubican en América Latina. Pero es necesario que todos conozcan dónde se encuentran. Indispensable que los ciudadanos norteamericanos (y Washington) se obsesionen con el país del quetzal y lo relacionen con una palabra clave: comunismo.

Porque todos saben que el “comunismo” es el enemigo más ponzoñoso de la “democracia” estadounidense.

¿Pero cómo sembrar esas ideas en la mente de millones de personas? Se pregunta la una de las compañías norteamericanas más importantes de América Latina, la United Fruit, que en este libro es llamada “la frutera”. Famosa por cometer crímenes contra las vidas de sus trabajadores y por controlar gran parte del continente. La misma que Gabriel García Márquez describió en Cien años de Soledad en el fragmento “la masacre de la bananera”. Reconocida en Latinoamérica por explotar durante años a las personas y a la tierra sin que alguien le cerrara el paso, hasta que un presidente de Guatemala decide modificar algunas de las leyes que benefician a la gigantesca compañía.

Para “la frutera”, esa reforma agraria es una ofensa personal. Una puñalada en el bolsillo. Nunca un gobierno se atrevió a exigirle decencia humana. Es necesario acabar con ese presidente y con todos sus aliados. Un golpe de estado es el arma más resplandeciente en una situación como esta. Pero la compañía no puede permitirse tener una mala imagen ante los consumidores ¿Cómo sembrar la muerte sin mancharse el rostro de sangre?

“Conviene que todo esto ocurra de manera natural, no planeada ni guiada por nadie, y menos que nade por nosotros, interesados en el asunto. La idea de que Guatemala está a punto de pasar a manos de los comunistas soviéticos no debe provenir de la prensa republicana y derechista de Estados Unidos, sino más bien de la prensa progresista, para dar mayor verosimilitud al asunto…”.

Es el gobierno del presidente Jacobo Árbenz el que intenta cambiar la estructura feudal de Guatemala. Se inspira en las leyes estadounidenses y en su discurso de progreso. Admira la democracia de los norteamericanos. Decide que es momento de aplicar las mismas leyes en su país. Para eso tendrá que enfrentar empresarios, terratenientes, militares, dictadores de países vecinos y, sobre todo, a “la frutera”.

Jacobo Árbenz critica el comunismo, el socialismo y el marxismo. Defiende con fidelidad la democracia capitalista. Quizás por eso le resulta sorprendente cuando Estados Unidos, su mayor inspiración, lo acusa de ser aliado de la Unión Soviética, después de que “la frutera” inicia una campaña secreta de desinformación en su contra.

Pronto, la CIA termina por impulsar el golpe de estado en Guatemala. La presidencia es ocupada por un títere de los norteamericanos, mientras las persecuciones políticas, las torturas y la represión se extienden por el país, que al fin se encuentra (según los periódicos norteamericanos) a salvo del comunismo.

Tiempos recios es una maravillosa radiografía del engaño. Una mirada dentro del sombrero donde el mago oculta sus trucos.

El escritor premio nobel, Mario Vargas Llosa, narra un hecho histórico a través de dos ficciones: la del narrador que se da la libertad de novelar para reconstruir los sucesos, y la ficción diseñada por aquellos que manipula la realidad que nos contamos.

En Tiempos recios los personajes tejen y se enredan en intrincadas telarañas. Es un baile de máscaras y conspiraciones donde los datos importantes son soltados gota a gota. Las historias se desarrollan por separado para converger en un momento histórico que determinará el rumbo de un país.

Recomiendo prestar especial atención a un fragmento del libro donde el presente y el pasado se superponen para crear un tiempo nuevo. En esta escena, Mario Vargas Llosa describe dos conversaciones de manera simultánea. Ambas ocurren en el mismo lugar, casi con los mismos personajes y son narradas en tiempo pasado, intercalando fragmentos de una y de otra, aunque ocurren en momentos diferentes.

Es un maravilloso juego literario que puede terminar en desastre si no se escribe de la manera correcta. Corremos el riesgo de mezclar las conversaciones, confundir los personajes o tropezarnos en el desarrollo de la historia.

La maestría narrativa de Vargas Llosa le permite desarrollar este juego a la perfección. Si te gusta escribir, recomiendo que pongas especial atención a este fragmento y analices por qué funciona tan bien. Observa lo que puedes aprender al respecto.

Tiempos recios cuenta una historia que hasta el día de hoy se repite con frecuencia. Las mentiras alzadas a nuestro alrededor para influir sobre nuestras decisiones políticas. La verdad construida sobre rascacielos de engaños. La forma de manipularnos una y mil veces con los mismos cuentos.

Los tiempos recios comenzaron hace cientos de años en América Latina, aun así, apenas comienzan.

*Tiempos recios

353 pp. Penguin Random House, 2019

Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936)

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