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Prudenzio Mochi Alemán*

Hoy, propongo compartir con ustedes, desde el grupo de fortalecimiento, capacitación y difusión del NODESS Morelos Solidario y Cooperativo, algunas cuestiones en torno al debate entre economía social y solidaria y los bienes comunes, por cierto, un tema tan necesario como olvidado.

Por lo general el tema de los bienes comunes ha sido vinculado con el tema de los recursos naturales y problemas medioambientales, sobre todo gracias al trabajo pionero reconocido con el Premio Nobel de Economía a Elinor Ostrom por su trabajo sobre el gobierno de los comunes. Sin embargo, también podemos vincularlos con la tradición cooperativista y de la economía social y solidaria ya que en sus vínculos relacionales se mueven en la lógica de la solidaridad y reciprocidad y forman parte del sistema de reproducción de la vida. Desde una perspectiva más amplia los bienes comunes pueden ser considerados como bienes tangibles e intangibles naturales como por ejemplo el agua, el aire, las semillas, el patrimonio cultural, las lenguas originarias, pero también como bienes comunes sociales como la donación de sangre, la banca del tiempo, así como los bienes comunes bajo la tutela del Estado como por ejemplo las zonas protegidas y además podemos considerar a los bienes digitales entre muchas otros.

Ahora bien, ¿qué entendemos por bienes comunes? Un bien común es aquel gestionado por una comunidad ligado a prácticas, valores y costumbres. O sea, es un bien que tiene relación entre recursos tangibles e intangibles y una comunidad más los protocolos sociales necesarios para gestionarlos. Esto presupone entonces además la existencia del bien común tangible o intangible y la disposición de la comunidad para gestionarlo como tal. Teniendo en cuenta, además, que cuando nos hemos referido, en esta misma columna en ediciones anteriores a la lógica y racionalidad que regula los actores sociales en el territorio, los hemos identificado con el ámbito al cual pertenecen o sea sector privado, público o social. La lógica y racionalidad de los bienes comunes exigen una forma distinta a la ya conocida pública-privada. Esta lógica binaria es superada considerando la directa relación entre bienes comunes y comunidades. Por ejemplo, el hecho de “no trasmisibilidad” de los bienes comunes es un factor clave en el debate. Tampoco son universales, como los derechos otorgados por el estado.

¿Pero ustedes, se preguntarán cómo podemos vincular las experiencias de la economía social, pero sobre todo solidaria, con los bienes comunes? A ello nos referiremos en nuestras próximas ediciones, ya que tanto a nivel nacional como en el estado de Morelos encontramos los bienes comunales que se encuentran en los ejidos, entidades que pertenecen y son reconocidas legalmente como parte de la economía social. Teniendo en cuenta que 32 mil 203 núcleos agrarios aproximadamente el 51,00 % según el Registro Agrario de la Propiedad, son tierras de uso común nos hablan de la dimensión del fenómeno. Según INEGI, México tiene más de 10 mil kilómetros de litorales, y el 60% son de propiedad social. Además, el 70% de las selvas y bosques son propiedad social y de ejido y comunidades en México, pero, como sabemos, en el estado de Morelos según el Registro Agrario Nacional de las 495 mil hectáreas de la superficie del estado aproximadamente unas 346,234.94 (70%) pertenecen a propiedad social es decir que corresponde a ejido o comunidad agraria. En el estado se localizan 217 núcleos agrarios, de los cuales 200 son ejidos (equivalentes al 89% de la superficie de propiedad social) y 17 comunidades agrarias (equivalentes al 11% de la superficie de propiedad social). Estos son solo un ejemplo de las categorías enunciadas anteriormente, que demuestran la importancia del tema.

*Investigador de tiempo completo en el CRIM-UNAM. Coordinador del Grupo de Trabajo Investigación, Capacitación y Difusión del NODESS Morelos solidario y cooperativo.

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