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HAPPYCRACIA

Hélène BLOCQUAUX*

Comerciar con el bienestar capitalista, uno de los dogmas de la vida idealizada en boga, es decir dedicarse a la industria de la felicidad como dogma de vida, se ha vuelto la especialidad de Néstor Acarias desde el día en que descubrió lo aprovechable que puede resultar la mercadotecnia de los sentimientos y emociones que cruzan los caminos de las personas en búsqueda perpetua de la auto realización. Su secreto, el más sencillo, consiste EN no prometer nada a nadie, mucho menos anunciar trucos milagro sino, por EL contrario, afirmar tajantemente que uno mismo es quien sana cuando encuentra su esencia, obviamente gracias al acompañamiento facturado DE varios salarios mínimos por hora de consulta con su coach de cabecera.

Desde el kínder, Néstor se sabía destinado a la política por herencia familiar y consideraba que era su destino correcto sin haber ahondado más en el tema. No obstante, su camino había girado a 180 grados CIERTO DOMINGO en que, en lugar de vestir de traje y corbata como solía hacerlo para impresionar en la oficina de consultoría política en la que había sido contratado en marzo pasado, había salido a caminar vestido de blanco en una ciudad nueva. Paseando por sus calles arboleadas, Néstor lucía sencillamente relajado y feliz por su primer día de vacaciones, saboreando un helado de limón y la ausencia de compromisos apremiantes; se encontraba, sin saberlo aún, a punto de pasar de experto en hacer creer a electores potenciales en sueños y cambios que jamás se concretarían, a controlar el nivel de la felicidad en la gente.

Una señora de lentes y sombrero oscuros se acercó a él para preguntar por la calle de los arcos. Néstor reconoció su ignorancia respecto de la ubicación del lugar referido, sin embargo, quiso ayudar a la señora para localizar dicha calle. De hecho, semejantes acercamientos inusuales con la gente estuvieron sucediendo a lo largo de aquel día memorable, sin olvidar mencionar la pelota de dibujos amarillos lanzada A su pecho por un niño pidiéndole atrapARLA para jugar con él. Las palabras que recibió hicieron tanto eco en NÉSTOR que la misma noche tomó la decisión de dejar atrás su empleo actual para emprender un negocio aún más lucrativo: la venta de felicidad. Los resultados arrojados por su búsqueda nocturna en internet ERAN asombrosos: si la gente no es feliz, es su culpa. “Esta es la clave del negocio, concluyó Néstor”. Encargó varios libros en Amazon y Mercado Libre sobre la psicología positiva y no tardó en conseguir un consultorio bien ubicado, así como un diseñador de interiores capaz de crear un lugar minimalista y acogedor que confiRIERA confianza total a los clientes. Lluvia, una de sus ex colegas de trabajo y ex amante de Néstor aceptó la invitación A participar en la aventura de lucrar sin límites con el “todo se puedA”, sin importar la frustración que SE genere al final de la aventura, en la persona cautivada por las falsas expectativas revestidas de esperanza.

Néstor despertó alterado por una pesadilla que le había impedido dormir. En su sueño había aparecido una mujer de lentes y sombrero oscuros que le decía:

“Have a nice day, sunshine. Me quedo con todo. Aun es tiempo DE que encuentres tu verdadero yo. Ya sabes que no soy responsable de tus descuidos así que piénsalo dos veces antes de inventar recetas para que la gente viva feliz”.

Nota: Los sucesos y personajes retratados en esta historia son ficticios. Cualquier parecido con personas vivas o muertas, o con hechos actuales, del pasado o del futuro es coincidencia, o tal vez no tanto. Lo único cierto es que no existe manera de saberlo y que además no tiene la menor importancia. Creer o no creer es responsabilidad de los lectores.

*Escritora, guionista y académica de la UAEM

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