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Gruta (Primera parte)

Davo Valdés de la Campa

El pasado 13 agosto volvió a Cuernavaca la puesta en escena de Gruta. Después de una intensa gira en la península itálica, específicamente su participación en Palermo; y de reinventar aquello que ya se había presentado en diferentes escenarios del estado de Morelos en distintas versiones (ya dijo Sandra Govill, la directora, que no promete volver a presentar dos veces la misma obra).

Gruta sobre todo es una reunión, un suceso, un homenaje a los ciclos del agua y el linaje materno. No hay duda de que el primer gesto lo realizó Sandra Govill, pero pronto se llenó de cuerpos diversos y mentes creativas y poderosas, bailarinas, músicas, artistas circenses, actrices, teatreras, mujeres de todas las edades: Abril Atilano, Alejandra Serrano, Eunice Guerrero, Liliana Abúndez, Lluvia de Anda, Lúa González, Natalia Todavía, Pilar Guzmán, Sabina León, Sabrina Gutiérrez, Sandra Govill, Silvia Mohedano y Valentina Becerril.

Para esta columna se me ocurrió invitar a otras mujeres y artistas a contarnos su experiencia, también en respuesta a lo que “La Bestia” pidió al final de la función ¿Qué pensaron y qué sintieron? Estas fueron las respuestas que recolecté en este primer ejercicio.

Lex Salgar, psicóloga y poeta

Recuerdo la primera vez que estuve en la Gruta dentro de una experiencia inmersiva. Estaba

nerviosa y emocionada, no tenía idea de lo que vendría. Me recibieron en la entrada y me solicitaron escribir el nombre de mi abuela en un papel ¿Cómo, desde ese momento, supe que aquella experiencia movería muchas cosas en mí? Y no estaba equivocada. A lo largo de la obra fui conmovida por un grupo maravilloso de mujeres que exhalaban fuerza con cada movimiento, con cada grito, carcajadas, silbidos y lágrimas. Aunque aquella vez fui sola, pero me sentí acompañada por todas mis ancestras; pensé mucho en mi madre y en mis abuelas, asombrándome de lo poco que sé de ellas y sin embargo, lo mucho que las presiento y me ha dolido su existencia. Imaginé las cosas que como mujeres hemos compartido a lo largo de la historia, sintiendo melancolía al ver un bloque de hielo en brazos de una chica, seguido de una emoción y escalofrío al escuchar el grito desgarrador del nacimiento de una bestia. Quise volar con ellas, jugar al diablo blanco y acurrucarme en la Gruta, realmente estuve ahí.

Beatriz Dávila, coreógrafa, bailarina, co-fundadora de la compañía Ictus.

Observo una obra en la que las intérpretes buscan la honestidad en su hacer. Las percibo expresarse desde lo profundo, provocándose emociones para moverse a partir de ellas. La sensación que me dejó fue de complicidad y amor entre ellas.

María Antonieta de la Rosa, artista gráfica y textil

Gruta fue un viaje a las entrañas, al origen, a la herida y al dolor. La energía femenina representada en todo su potencial, me sentí conmovida y reflejada, sentí alegría y fiesta, pero también sentí la locura y la histeria. La verdad lloré un poco

Sofía Sotres, bailarina, maestra, percusionista e integrante del grupo Mandorla

Pudiera hablar de varios rincones o espacios que Gruta removió, pero es que uno de ellos me dejó suspendida por varios minutos que transcurrían como el tiempo en los sueños. De esas veces que no sabes si es rápido o lento. Solo estás ahí existiendo y el tiempo se siente ajeno.

La preparación para el vuelo. Ya ni recuerdo cómo empezó. Quisiera volver a verla solo para alargar ese momento, y es que después de la preparación para el vuelo, que duró muchísimo, o por lo menos así se sintió (y me encanto) vino el vuelo. Yo me quedé suspendida al ver la escena porque llevo años despegando de manera muy similar en mis sueños, no amarrada del pelo, pero si con aquella preparación en donde el despegue cuesta mucho y el cuerpo tiene que estirarse, doblarse y hacer movimientos extraños como de fuego. Adore toda la obra de inicio a fin, se siente así, como dijo Sandra, en constante movimiento y cambiando, se siente viva. Segunda idea que quiero mencionar: “Llámale a tu abuela”

Joanna Arreola, fotógrafa y videoasta

Creo que tenía ya un buen rato que nada me movía e inspiraba tanto. Me pareció brutal, visualmente bella, súper fina y profesional, las luces, el drama, la dedicación, me gusta el viaje que incita entre diferentes emociones, de repente la calma y luego un poco de comedia y luego nostalgia Todas sus escenas me parecían como rituales que me tuvieron presente todo el tiempo y pensando e imaginando todo lo que como mujer, soy, seré y puedo ser.

Elizabeth Camargo, artista gráfica y circense, investigadora del movimiento

Llegué sin saber de qué trataba la obra y ha sido una pieza que me ha movido la cuerpa entera. Desde las visuales , las voces, la fuerza y a la vez la ternura, las interpretaciones, todo.

Las imágenes que crean son tan puntuales que se quedan grabadas en lo más profundo de uno.

– [ ] La mujer saliendo de la bolsa y escapando

– [ ] Las mujeres que transitan

– [ ] La mujer que aprende a tener miedo

– [ ] La mujer que se critica y es criticada por las mismas mujeres

– [ ] La madre/madres preocupadas, ansiosas que perpetúan una enseñanza interminable de miedo

– [ ] El shock corporal para pelear en el ring, un ring creado a partir de un tendedero, Viendo así como un trabajo feminizado se convierte en un espacio de empoderamiento

– [ ] Las mujeres que se deconstruyen para sostener y alzar con amor y felicidad a otra mujer , ayudándole en su proceso

– [ ] El empoderamiento

– [ ] El juego con el cabello, liberando todo lo sostenido por tanto tiempo

– [ ] El canto de cuna que se transforma de un juego a un temor

– [ ] El regreso a la tierra

– [ ] La mujer saliendo de la bolsa y escapando

Si quieres contarnos tu experiencia escribe a davotanko@gmail.com

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