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LA HUMANIDAD FRENTE A SÍ MISMA
El modelo actual de relaciones internacionales está en una franca crisis. Al término de la segunda guerra mundial (1939- 1945), en los conocidos acuerdos de Bretton Woods, Nuevo Hampshire, USA, se instauraron varios cambios en el ámbito de lo político y en el ámbito de lo económico. En el primero sobresale la creación de la Organización de Naciones Unidas (ONU), cuyo propósito general era encontrar mecanismos que impidieran otra guerra como la que terminaba, y en el segundo, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, (BIRF), conocido también como Banco Mundial, con el propósito de reconstruir la infraestructura dañada por la guerra, junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para ordenar y fomentar la estabilidad financiera y el crecimiento económico de todos los países.

Por desgracia, los mismos países aliados que ganaron la segunda guerra mundial, provocaron poco después la llamada “guerra fría” que enfrentó a bloques de países con distinta forma de organización social, económica y política. Continuó, sin embargo, la ONU como la principal plataforma de encuentro para desahogar la agenda internacional.

El mecanismo más común de búsqueda de la paz y el desarrollo económico desde ese organismo multilateral han sido las Cumbres y la Conferencias mundiales sobre muy diversos temas, con los acuerdos resultantes de ellas. A pesar de que no existen formas para hacer exigible el cumplimiento de lo que se acuerda en esos eventos, la ONU continúa siendo una instancia de encuentro y deliberación entre los Estados Nación. Muchos piensan que debe evolucionar, para convertirse en verdadero instrumento de gobierno mundial.

En esta dinámica, la Asamblea General de la ONU declaró en el 2008, que el día 19 de agosto de cada año se conociera como el Dia Mundial de la Asistencia Humanitaria, en razón de que ese día del año 2003 hubo un ataque terrorista contra la sede de la ONU en Bagdad, Iraq, con el resultado de 22 personas muertas. La intención de esa conmemoración es rendir tributo a esas y a todas las personas que trabajan dando apoyos humanitarios en zonas de conflicto bélico, de desastres naturales, o afectadas por graves problemas económicos.

En este marco, se celebró la Primera Cumbre Humanitaria Mundial de la historia, en Estambul, Turquía, los días 23 y 24 de mayo de 2016, en donde se planteó la necesidad de llevar a la práctica la llamada Agenda por la Humanidad.

https://agendaforhumanity.org/sites/default/files/A-70-709%20-%20SG%20Report%20for%20the%20WHS%20(Spanish).pdf

Dicha agenda señala cinco responsabilidades básicas de los gobiernos y organismos internacionales, para atender no sólo efectos, sino también las causas de los problemas humanitarios: liderazgo político para prevenir los conflictos y ponerles fin; defender las normas que protegen a la humanidad; no dejar a nadie atrás; cambiar la vida de las personas, desde proporcionar ayuda hasta poner fin a la necesidad; e invertir en humanidad.

A siete años de haberse celebrado esa Cumbre Mundial, los motivos que la justificaron siguen vigentes y agravados, a pesar del intento de atenderlos con la llamada agenda 2030 por el desarrollo sostenible. En efecto, continúa la indignación por no existir la voluntad de los gobiernos poderosos de ayudar a resolver a fondo y de forma duradera los grandes problemas de la humanidad, paliando esta obligación con ayuda humanitaria temporal, así como usando de pretexto la defensa de su seguridad nacional para incumplir los principios más fundamentales del derecho internacional humanitario y del derecho internacional de los derechos humanos. Sigue el reclamo, porque, pudiendo evitarlo, continúan existiendo millones de personas en situación de vulnerabilidad, de inseguridad existencial, de pobreza, de carencia de alimentos, de educación y de asistencia médica.

En efecto, en vez de que todos los países acuerden soluciones concertadas, corresponsables y eficientes de prevención del sufrimiento humano, que prevengan la pérdida de la vida y que defiendan la dignidad humana, los países hegemónicos siguen insistiendo en sus “juegos de guerra”, y en la defensa de las ganancias de las grandes corporaciones y los megafondos de inversión que actualmente controlan a muchos países y gobiernos.

Por eso la crisis del modelo actual de las relaciones internacionales. Es evidente el franco debilitamiento político, moral y económico del país occidental hegemónico, y de los países “amigos y aliados” que lo secundan en una guerra provocada y alimentada por ellos mismos, financiada por sus contribuyentes, y que afecta por igual a las poblaciones de sus propios países, a las del país con el que están en guerra, y a las poblaciones de todos los demás países que están ajenos a esas decisiones.

Frente a esto, países orientales, africanos y latinoamericanos del “sur global” están construyendo plataformas políticas y económicas, en favor de un modelo multipolar de relaciones internacionales, en el que el papel de la ONU estaría por redefinirse. Es momento de que todos los habitantes del planeta, y no sólo sus gobiernos, busquemos formas de dialogar como humanidad.

*Especialista en temas de construcción de ciudadanía.