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En mi nota anterior me comprometí a dar continuidad al tema de la gestión del agua a nivel comunitario como un bien común e intentar responder los interrogantes planteados, en el entendido que había dejado pendiente aclarar por qué no era una buena noticia que Morelos sea una de los estados que reconoce en su ley estatal y reglamentación artículo 2 a los grupos organizados de usuarios del sector social para la conservación, potabilización y saneamiento del agua.

Si bien, y a pesar de contar con instrumentos de política pública en materia de agua, se detecta en el Programa Hídrico del Estado de Morelos para el periodo 2019-2024, que no cuenta con la información técnica especializada suficiente que permita un análisis preciso que sustente la toma de decisiones en el manejo del recurso hídrico a futuro. Por otra parte el hecho de que el marco normativo señale que el sector social puede prestar los servicios de suministro del agua no establece el reconocimiento jurídico de los ejidos, las comunidades, las asociaciones de colonos y usuarios, que menciona de manera genérica como sector social sin otra especificación concreta, dejando un vacío y no favoreciendo la gestión comunitaria del agua.

Esto no implica de manera mecánica que en las asambleas ejidales, como órgano superior donde se toman las medidas necesarias, y en muchos ejidos del estado de Morelos el agua no esté en mano de las personas que habitan esos espacios. En este sentido, muchos ejidos precisamente a través de este órgano máximo se encarga de esta tarea, aunque no son ajenos a las pugnas políticas por el control en dichas asambleas, en donde ya no todos los miembros de la comunidad se sienten representados. Las inconformidades y disputa por el uso de los bienes comunes también es otra de las tensiones presentes. Aparece aquí que si bien hay una conflictualidad por la defensa el agua, la lectura sobre su gestión no garantiza que los encargados de gestionarla cuenten con las capacidades y la infraestructura necesaria para autogestionar, sanear, potabilizar y sobre todo prevenir el agotamiento de este recurso.

Es mucho el trabajo que aún debe realizarse tanto por parte del sector público, del sector privado y del sector social. Sólo a través de alianzas y mecanismos de articulación donde se conjunten e intercambien las capacidades necesarias se podrán generar procesos que garanticen a las comunidades y a las personas que habitan en estos territorios una buena gestión del agua como un bien común que les pertenece. No es suficiente el reconocimiento del sector social por parte de los reglamentos estatales, es necesitario delimitar las atribuciones y las obligaciones del mismo diferenciándolo del sector privado, y que precisamente al ser un bien común los gestores sociales del agua deben brindar un servicio sin fines de lucro. Queda implícito que para esto se necesitan recursos e infrasestructura así como apoyo, asesorías, capacitación, acompañamiento y financiación en torno al tratamiento y potabilización, construcción y mantenimiento de infraestructura en el manejo de los recursos hidrológicos, para poder alcanzar procesos sustentables. De otra manera la gestión por parte de ejidatarios se moverá en la lógica comercial del mercado y el agua será comercializada sin ningún tipo de garantías.

Las formas organizativas de la economía social y solidaria como las cooperativas de servicios (democráticas y participativa) son una alternativa viable para la gestión del agua en las comunidades. En América Latina y el Caribe, existen ya muchas experiencias exitosas que necesitamos estudiar y fomentar también en nuestras comunidades morelenses. Las cooperativas son formas asociativas que se han convertido en un actor clave para aportar soluciones en la gestión de varios servicios, entre ellos la gestión del agua, además de impulsar el desarrollo de las comunidades que carecen de este recurso y garantizar así uno de los Objetivo del Desarrollo Sustentable, como es el 6: “garantizar la disponibilidad del agua su gestión sostenible y el saneamiento para todos”.

*Investigador de tiempo completo en el CRIM-UNAM. Coordinador del Grupo de Trabajo Investigación, Capacitación y Difusión del NODESS Morelos solidario y cooperativo.