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En estos tiempos en los que tantas personalidades parecen estar en un concurso de simpatías, llama la atención que alguien se atreva a hablar directamente de los mayores problemas de nuestro estado, pues la inseguridad no es solo una preocupación de la gente, es una realidad que cuesta vidas, destroza sueños y esperanzas, y la corrupción no se trata solo de meras irregularidades cuando tiene el potencial de distorsionar el ejercicio del poder, manipular a la conveniencia la ley y degradar a las instituciones.

Por eso, se debe reconocer que una de las aspirantes a la candidatura por la gubernatura del partido mayoritario, Margarita González Saravia, se decida a llamar a las cosas por su nombre cuando subraya que “la paz, la tranquilidad y la convivencia social se han trastocado en Morelos. Los índices de inseguridad son alarmantes, y las extorsiones, secuestros, robos de vehículos, asaltos a negocios y personas, robos a casas habitación y el narcomenudeo, son cosa de todos los días”, como bien sabemos los morelenses.

González Saravia también señala que los ciudadanos de nuestro estado hemos perdido la confianza en las instituciones del estado y que las cosas han llegado a tales extremos que ya es necesario asumir medidas urgentes para remediarlas.

La impunidad, los funcionarios a modo y la complicidad solapada entre las instituciones, solo han dejado a un estado a merced de los criminales, nos dice, aunque también reconoce que la criminalidad encuentra en las familias rotas y disfuncionales un caldo de cultivo propicio para sus actividades que, además, al final se encuentra cobijada por “la ineficiencia en la persecución de delitos, la falta de seguimiento a los casos” y por el conocido asunto de que, cuando se logra aprehender a algún supuesto criminal, los encargados de administrar la ley buscan la forma de dejarlos libres.

Si bien el sistema político, judicial y legal en México está muy lejos de la perfección, la constante manipulación de las leyes y códigos ha creado más rincones oscuros que solucionado problemas que ya ameritan no solo una revisión de la ley, sino el cabal ejercicio de valores civiles y ética personal, como por ejemplo, en el nombramiento de los fiscales, situación mencionada por González Saravia que, dijo, en Morelos la Fiscalía General del Estado “tuvo un mal nacimiento”, pues se escogió a un fiscal a modo del anterior gobierno estatal. Pero no hay que remontarse mucho al pasado para ver la terna que propuso el actual gobernador para suplir a Carmona Gándara, conformada por incondicionales, esta vez, del gobierno en funciones.

Hay muchas cosas que arreglar en México y en Morelos y tener diagnósticos tan puntuales como el de Margarita González Saravia, no solo hablan del conocimiento real de los problemas de alto calado de nuestro estado, sino también de la conciencia de las dimensiones del compromiso que se propone asumir, si la favorecen las encuestas de Morena y, después, el voto popular. Y es un buen inicio llamar a las cosas por su nombre, porque lo que necesita Morelos son propuestas serias y sin eufemismos.