loader image

 

Los dramáticos y trágicos acontecimientos en Israel entrañan profundas reflexiones. Aún seguimos padeciendo las consecuencias de lo acontecido cuando las legiones romanas de Tito Flavio Vespasiano destruyeron en el año 70, Jerusalén y el Templo. La cruenta campaña culminó tres años después con el asedio y toma de Masada defendida heroicamente por los zelotes. A partir de entonces comenzó la Diáspora del pueblo judío que debió sobreponerse a las duras condiciones de la infame acusación de deicidio, a expulsiones como la que ordenaron los reyes católicos tras la reconquista española y a los pogromos donde comunidades judías fueron saqueadas y sus habitantes asesinados en el imperio ruso y otras naciones de Europa de este.

A pesar de los aportes de los judíos en todos los campos, por ejemplo, más allá de la ciencia y la música, en Alemania sirvieron con distinción en el ejército imperial durante la Primera Guerra Mundial. Las persecuciones y acusaciones fueron pavimentando el camino hacia un acendrado antisemitismo que desembocó al ascender Hitler al poder en las criminales y bestiales políticas raciales que detonaron la “Shoah” el holocausto que significó el asesinato de más de seis millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Los judíos se sobrepusieron al holocausto y preservaron su nación, en 1947, la Organización de las Naciones Unidas aprobó por consenso restituir a los judíos la tierra arrebatada por los romanos y a su vez crear también un Estado palestino. Un año después los israelitas proclamaron la independencia del Estado de Israel, construyendo un país próspero que tornó de un desierto a un oasis. En contrapartida han enfrentado desde entonces a la fecha incontables guerras y agresiones terroristas que buscan desaparecer Israel y al pueblo judío de la faz de la tierra.

Las recientes agresiones perpetradas por Hamas son injustificables y minan la causa de los palestinos. Nada puede avalar que civiles inocentes sean masacrados, que mujeres sean violadas y sus cuerpos arrastrados como trofeos por las calles de Gaza. La respuesta de Israel es y será contundente. No solo deben remontar el que sus legendarios servicios de inteligencia no hayan previsto el ataque, sino la revancha misma por ser vulnerados en lo más preciado que tiene una sociedad, sus familias. No en vano a las declaraciones de los fogueados mandos de las Fuerzas de Defensa de Israel se suman las del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, quien afirmó que serán generaciones de enemigos los que recuerden las consecuencias de su ataque. A lo anterior añado lo dicho por un entrañable amigo judío: “Ya no hay victoria para ningún bando, solo uno acabará peor que el otro, ganará el más fuerte, pero lo perdido no se recupera nunca” tiene razón.

México ha contado con presencia de judíos desde la época virreinal, sin embargo, su migración se consolidó a partir del porfiriato, incrementándose posteriormente en consecuencia de los acontecimientos políticos y bélicos en Europa y Medio Oriente en el siglo XX.

Las migraciones han nutrido a México en nuestra identidad, cultura y memoria histórica, los judíos no son una excepción. Sus aportes a la ciencia, la medicina, la música, las artes plásticas, las letras, el cine, el periodismo, las empresas y la industria son destacados y relevantes, hoy constituyen una comunidad vigorosa.

Cuando los nubarrones del nazismo acecharon Europa, el presidente Cárdenas, fiel a nuestra tradición diplomática y a las mejores políticas de México, abrió nuestras puertas por medio de Don Gilberto Bosques a todos los judíos que buscaron y encontraron aquí un puerto de abrigo.

En contrapartida el presidente de la república, su sucesora designada con todo y bastón de mando, a pesar de su origen judío, y los miembros del partido en el poder, en poco o nada se han solidarizado con Israel, aquí no se trata de tomar partido por un bando, se trata de condenar la barbarie, de ser congruentes con el humanismo que propagan y cerrar filas con una comunidad que también la conforman ciudadanos mexicanos, incluso al menos un par de connacionales son ahora rehenes de Hamas.

Los militantes de Morena han intentado tener en el general Cárdenas un referente ideológico, y aunque están muy lejos de lograr la estatura del hombre que consolidó la revolución, mal no les haría en estos momentos graves, imitar su impecable política exterior.

*Escritor y cronista morelense.