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Como ejemplo de lo que algunos llaman “esquizofrenia política”, los miembros del Frente Amplio por México un día sostienen una idea y, al día siguiente, otra.

El lunes, la coordinación estatal del FAM emitió un comunicado de prensa en el que sentenciaba que «consideramos que alguien que haya expresado su apoyo al proyecto de consolidación de la cuarta transformación debe ser descartado automáticamente». El comunicado supuestamente fue avalado por los partidos que encabezan la coalición (PAN, PRI, PRD y el local RSP) y otras tres organizaciones civiles (México Unido, Misión Rescate México y Unidos X México) por lo que parecía que hablan en serio.

Pero ayer, en medio del alborozo de recibir nuevos valores provenientes principalmente de Movimiento Ciudadano -entre los que figuró la ex síndica de Cuernavaca, Marisol Becerra de la Fuente, quien afirmó que el suyo era un acto de coherencia pues no abandonaba una fuerza política para unirse a otra, sino a un “frente”-, fue al líder del PRD en Morelos, Sergio Prado Alemán, al que la faltó la congruencia pues, saltándose todas las trancas, desmintió el comunicado que supuestamente había firmado un día antes: “aquí cabemos todos -dijo- desde aquí les mandamos un mensaje a los ciudadanos o a los militantes de Morena que hayan sido defraudados, que aquí estamos en el FAM para sumarlos”, y fue más allá al asegurar que aspirantes que se quedaron en la raya como la senadora Lucy Meza y el presidente municipal de Jojutla, Juan Ángel Flores, serían bienvenidos en el Frente. Habría que ver lo que opinan ellos.

A pesar de la flagrante contradicción, ambas posturas son entendibles: en el Frente -por lo visto, casi todos-, a pesar de lo estratégico que se podría pensar dividir el voto de Morena postulando a personalidades que tienen arraigo en la entidad, no quieren ser un plato de segunda mesa; de hecho, por separado, tienen una fuerza política nada despreciable que se fracturaría si se decidieran a postular a una figura política que, diez minutos antes, se encontraba comprometida hasta la médula con la cuarta transformación y con su partido insignia.

Por su parte, Sergio Prado, desde que asumió el liderazgo del PRD en Morelos -partido sin registro local, por cierto- tiene la encomienda de resucitar esta fuerza política en nuestro estado, a quienes pocos le perdonan haber llevado a Graco Ramírez a la gubernatura. El mismo líder nacional del PRD admitió a principios del año que necesitaban recobrar la confianza del pueblo morelense, postura que el mismo Prado Alemán ha ratificado en más de una ocasión. Es decir, el PRD busca adeptos con urgencia y para ellos no resulta oportuno recurrir a reservarse el derecho de admisión.

Así es que todos están en su derecho y velando por sus propios intereses, pero antes de hacer declaraciones o enviar a la opinión pública mensajes formales, deberían ponerse de acuerdo pues de otra forma el mensaje resulta contraproducente, como es el caso.

Por la misma razón cabe cuestionarse si se respetará el acuerdo del centro de que en Morelos es el PRI el que llevará mano para decidir la candidatura del Frente, decisión que a muchos panistas los hizo levantar la ceja, pues el Revolucionario Institucional, como el PRD, tampoco vive sus mejores momentos en el estado. Y si en estos niveles básicos de acuerdo no pueden estar en consonancia ¿qué se puede esperar de un plan de gobierno articulado o de una batalla firme en contra de todos los graves problemas que tiene nuestra entidad? Quizá lo más conveniente para la llamada oposición sería irse a tomar un café y empezar desde la casilla número uno, antes de salir a confundir, todavía más, a sus posibles simpatizantes.