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Investigadores de todo el país, incluyendo Morelos, están tomando medidas legales tras no ser aceptados en la convocatoria del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conhacyt) para formar parte del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII), a pesar de haber demostrado sus contribuciones al país.

La doctora Brenda Valderrama Blanco, del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, denunció que el sistema de registro denominado Rizoma, utilizado por el SNII, además de ser costoso presentó diversas fallas como la eliminación de expedientes, la reversión de validaciones y otros errores.

«Varias circunstancias se conjugaron. Por un lado, las fallas en el sistema de captura, está documentado que el Rizoma es inestable. No permitió que se enviaran los expedientes, borró archivos, revirtió validaciones que ya habían sido aprobadas, simplemente no envió los expedientes para su revisión. Por otro lado, el cambio de criterios hacia una situación mucho más arbitraria resultó en que personas con una larga trayectoria de productividad ya no pudieran calificar. Además, la política de obligar a las personas que buscan una reconsideración a renunciar al dictamen inicial desincentiva a los colegas a buscar la revisión de sus casos».

Aunque el número exacto de investigadores afectados aún no se conoce, en las redes sociales algunos han expresado su descontento. Por ejemplo, Carlos Frontana, quien afirmó que, a pesar de contar con 38 artículos científicos publicados y casi 500 citas en revistas de alto impacto, su índice H de 15 es insuficiente para el SNII. El investigador Luis Del Carpio Orantes, con más de 2 mil citas a su nombre, también fue rechazado.

Para determinar el número de personas afectadas, la organización Pro Ciencia Mx ha iniciado un plan para documentar estos casos, pidiendo a los afectados que proporcionen información a través de su sitio web para «evaluar el impacto y, si es necesario, organizar una respuesta».

El SNII fue establecido por decreto presidencial en 1984 para reconocer la productividad científica y tecnológica de los investigadores mexicanos. El sistema contempla tres niveles y proporciona una asignación mensual basada en la Unidad de Medida y Actualización (UMA).