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Entre tantas cosas apremiantes que tenemos en el estado como la seguridad de las mujeres y de las familias, intentar que no termine por detenerse la actividad económica y que el crimen no se apodere hasta del aire que respiramos, se pueden perder de vista algunos otros temas que no por menos visibles dejan de tener una importancia central, como es el caso de la educación básica de los niños y jóvenes del estado.

La actuación de Eliacin Salgado de la Paz, titular del Instituto de Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM), desde hace tiempo ha dado mucho de qué hablar: desde supuestas irregularidades presupuestales hasta actuaciones que se pueden decir caprichosas -o que nadie entiende las verdaderas razones- lo han llevado a tomar algunas determinaciones como ignorar los problemas de bullying escolar y que algunos directivos de las escuelas públicas actúen, como él mismo lo hace, de manera autoritaria y personal.

Ayer se juntaron los reproches públicos a Salgado de la Paz por diversos asuntos que son su responsabilidad directa, ya sea por decisiones personales o por falta de supervisión de lo que pasa en su oficina.

Decisión personal de Eliacin Salgado de la Paz es hostigar al profesor Jorge Velázquez, quien además es un reconocido ambientalista, compañero del asesinado Samir Flores en la defensa de la tierra y del agua de nuestro estado. Por cierto, el de Samir es uno de los más vergonzosos casos de impunidad que tenemos actualmente en Morelos, pues la investigación de su homicidio -que indignó incluso a la comunidad internacional- sigue como se encontraba hace cuatro años, cuando le dispararon afuera de su domicilio.

Como decíamos, Salgado de la Paz ha emprendido una cruzada personal en contra de un grupo de docentes activistas que, por lo menos en el caso de Velázquez, lo ha llevado a romper los acuerdos del Mecanismo Federal de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas que, por lo visto solo en teoría, amparaban a Velázquez de un hostigamiento laboral que data de muchos meses atrás. Salgado también traicionó sus compromisos para librarse de una queja en su contra por violación a los derechos humanos del profesor y ha recurrido a diversas estratagemas judiciales para presionar al docente, siempre con el respaldo del gobierno del estado.

El profesor y varios de sus compañeros se manifestaron ayer en las oficinas del IEBEM, en donde se encontraron con profesores del Programa Estatal de Inglés y a vecinos de Amilcingo y Tlaltenango, que estaban ahí para protestar por “múltiples abusos” del Instituto, como es la clausura arbitraria de un plantel de educación preescolar.

Ayer, también al IEBEM llegaron docentes de los cinco planteles del Conalep, quienes denunciaron la falta de pagos para liquidar los adeudos en los créditos de los 120 trabajadores con el ISSSTE y el FOVISSSTE desde el 2022.

Por la misma hora, pero en Palacio de Gobierno, un grupo de padres y madres de familia protestaban por maltratos -que incluyen agresiones físicas- que profesores y autoridades del Centro de Educación Extraescolar han infligido a sus hijos. Irregularidad que se suma al largo antecedente de “directores” de escuelas que se sienten propietarios de los planteles y piden cuotas para inscribir o entregar los papeles de los estudiantes.

La historia de Eliacin Salgado de la Paz al frente del IEBEM, por decir lo menos, es altamente cuestionable y, ni siquiera en defensa propia, parece tener intenciones de enmendar su desempeño, dado que sus protectores y amigos en el gobierno estatal ya tienen en marcha la cuenta regresiva para abandonar sus cargos. Una institución de educación básica cayéndose a pedazos y un sinnúmero de arbitrariedades que se tienen que remediar, deberán anotarse también a la larga lista de saldos de la actual administración estatal.