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“VIAJE AL MICTLAN”, UN ESPACIO DE IDENTIDAD

 

Mi hijo mayor, me hizo una invitación para asistir a un espectáculo que desde hace un par de años se celebra en la Escuela de Teatro Danza y Música de la Universidad Autónoma del Estado del Morelos ubicada en el centro de la ciudad de Cuernavaca.

Me comentó que es una representación simbólica del viaje que hacen las almas de los difuntos al inframundo, el Mictlán. De acuerdo con la cosmovisión de los ancestros, el Mictlán consta de nueve etapas o niveles que los muertos deben superar para llegar a su encuentro con la paz.

Asistí al evento, después de un día decisivo para nuestra universidad en que el Consejo Universitario aprobó una terna histórica para la elección del titular de la rectoría de la UAEM, una terna constituida por tres mujeres. Por primera vez en la historia de nuestra entidad, una mujer despachará en el séptimo piso de la Universidad.

El espectáculo iniciaría a las 6 de la tarde. Invité a mi esposa a asistir, llegamos unos 20 minutos antes. Había mucha gente esperando, más de 100 personas, sin embargo, todos en perfecto orden y cómodamente sentados en sillas a donde fuimos guiados por atentas edecanes, estudiantes de la escuela.

Bajo una cosmovisión dual, el Mictlán está gobernado por dos entidades complementarias la señora Mictlantecihuatl y el señor Mictlantecutli. Bajo esta concepción dual, la muerte no tiene la lógica escatológica del principio y el fin, del alfa y la omega, en la cosmovisión de nuestros ancestros la vida y la muerte son dos caras de una misma moneda que se alternan cíclicamente.

El Mictlán o inframundo en la mitología de nuestros abuelos está constituido por nueve niveles. Cada nivel está asociado a otros tantos obstáculos que deben sortear las almas de los muertos para purificarse y alcanzar el descanso eterno.

Los nueve niveles llevan los siguientes nombres: 1. Mictlampa, 2. Ichanmichtlan 3. Tepaxiucmichatlan, 4. Tezctlipoachmichtlan, 5. Iztlacmichtlan, 6. Chiconamictlan, 7. Tlalocan. 8. Tlalocmictlan, Si se superan con éxito estos niveles se puede ingresar al nivel 9. lhuicamctlan donde las almas finalmente encuentran la paz eterna.

Los actores nos guiaron en un recorrido a través de los nueve niveles del Mictlán. El espectáculo se desarrolla de manera muy profesional, se disfruta ese ambiente mágico y mítico que saben imprimir estos nóveles actores.

Al final del recorrido, llegamos a un espacio donde montaron un escenario en un espacio abierto donde estos jóvenes hacen lo que les gusta hacer, teatro, danza y música, en un ambiente místico y mítico que envuelve al espectador en el mundo prehispánico que nos hace sentir el orgullo de ser y pertenecer.

La atención esmerada de estos jóvenes estudiantes desde el momento de la recepción, la actuación entusiasta y alegre de los danzantes y los músicos, me hicieron reconsiderar lo que escribí hace unas semanas sobre una juventud sin esperanzas.

Estos jóvenes reflejan en su mirada fresca y su actuar alegre y contagioso la esperanza de un mundo más vivible. Su entusiasmo era evidente. Disfruté enormemente tanto el profesionalismo, como la energía y esperanza que inyectan estos jóvenes artistas.

Recordé la caja de Pandora de la mitología donde se narra que después de la liberación en tropel de la envidia, el desencanto, las guerras, la desilusión, la violencia quedó en el fondo de la caja mítica, un último legado de los dioses, la esperanza.

No quiero dejar pasar la oportunidad de reconocer a su directora la licenciada Marcela Dorantes Garduño por esta iniciativa que da un espacio de reflexión a los cuernavaquenses donde se promueve la cultura y se preserva nuestra historia e identidad.

Finalmente, quiero compartir que, al sentir la entrega y el cariño de todos estos jóvenes por lo que les gusta hacer, me causó un enorme placer estético, pero también emociones que me hacen creer que sí es posible la construcción de la utopía de un mundo mejor. Muchas gracias jóvenes estudiantes de la Escuela de Teatro, Danza y Música de la UAEM.