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Tengo en mis manos un recuento escrito de la lucha por la salud de vecinos de Tezontepec, zona de Jiutepec, que consta de más de 330 páginas, y contando. Ese movimiento ciudadano por la salud, empezó hace poco más de 7 meses, y entre las formas de acción adoptadas para darle curso, están dos quejas, dos demandas ante Procuradurías, y derivadas de ellas, dos o tres demandas más (penales o administrativas), ante la Fiscalía Estatal y la administración municipal de Jiutepec. Las demandas están por resolverse ante jueces


federales, por lo que, en espera de sus resolutivos, las y los vecinos que sostienen la lucha, continúan documentando las emanaciones de gases venenosos que provienen del basurero a cielo abierto de Tezontepec y que enferman silenciosamente, a diario, a sus vecinas y vecinos.

Entre los documentos de ese archivo, están dos negativas de la Procuraduría Federal (PROFEPA), negando que fuera de su competencia atender el reclamo ciudadano, de vida, de su derecho a la salud, conculcado por quienes han venido operando por al menos 23 años, ese basurero tóxico, con lucro de por medio, y haciendo posible que se emitan gases venenosos al ambiente, de manera impune. Es lo que se llama el ámbito legal, “batear” una demanda, esto es, contestar al demandante que “no es de su competencia”, siéndolo, en la esperanza burocrática, de “que deje de quejarse”. La excusa en por demás de comentarse: eso contestan algunas procuradurías, para que los demandantes que de verdad tienen un asunto delicado, insistan mediante el recurso legal respectivo, impugnar, o incluso hasta llegar el amparo. Mientras tanto, la procuraduría que declaró tal cosa atiende otros asuntos.

Puede sonar increíble, pero así es, así ha sucedido en este caso, que el órgano con competencia formal para atender un asunto o demanda conteste y por escrito, que no es de su competencia. Dramático, ¿verdad? y para la ciudadanía, resulta un aprendizaje que puede tomar rumbos también dramáticos para su futuro: abandonar una causa, o radicalizar sus posturas en el terreno de la acción, fuera de los recursos jurídicos, tensando aún más, por supuesto, la relación entre los actores involucrados.

Tenemos noticia de que en el país hay más de mil basureros a cielo abierto, ilegales, que la mayoría de ellos emiten similares gases venenosos al ambiente, como el de Tezontepec. Sabemos que culturalmente, mientras no actuemos de manera conjunta, ciudadanía y autoridades en la dirección de dar tratamiento adecuado a los desechos y minimizar su producción desde los ámbitos doméstico, industrial, comercial y gubernamental, estaremos contribuyendo a la producción de gases de efecto invernadero y al peor escenario de cambio climático.

Por eso mismo, a quienes desde la ciudadanía estamos por aportar nuestro granito de arena para evitar un escenario macabro, nos impacta que sigan dándose prácticas legaloides de dilación de los recursos legales que interponemos para defender nuestros derechos elementales de acceso a la salud, a la seguridad de sus personas.

Sí, se trata de todo un “patrón cultural”, de prácticas legales y legaloides, de negociaciones entre autoridades y jueces, que hacen posible y permanente, la omisión de responsabilidades, punible, a todo nivel de gobierno.

Habrá que acabar con tales prácticas.