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Hay días, como el de ayer, en donde coinciden diversas situaciones que nos hacen ver lo peligrosamente cerca que está el caos de nuestras vidas y que subrayan la carencia de respeto por la ley, que atenta directamente en contra de la paz de todo el estado.

“La guerra no es contra el gobierno…”

Morelos amaneció con mantas en más de diecisiete localidades en las que un grupo criminal -disfrazado de vecinos preocupados por la seguridad- amenaza a otro que intenta controlar sus “plazas”, entre otras cosas que no viene al caso reproducir aquí; advierten que van a atacar a cualquier vehículo polarizado totalmente y, para que la policía los deje en paz, comentan al “gobierno” que su guerra no es en su contra, sino en contra de otros mafiosos.

Van a “blindar” a Morelos

Más adelante, trascendió que la Mesa Estatal de Seguridad Pública está preocupada por la posible migración a tierras morelenses de bandas del crimen organizado que operaban en Acapulco, lo que podría explicar en parte las mantas; pero que el tema sea abordado por aquella Mesa no da tranquilidad a nadie -ni sus declaraciones de que van a “blindar” a Morelos- cuando no han logrado hacer nada por disminuir ni la criminalidad ni la violencia en los años que lleva operando y, como muestra, el Consejo Coordinador Empresarial recordó que, principalmente en el sur y oriente del estado, el cobro de piso y la extorsión se han convertido en un genuino cáncer que afecta directamente al diez por ciento de las empresas, muchas de las cuales han optado por cerrar en lugar de mantener a los criminales.

La Fiscalía Anticorrupción olvidó el GPS

Por la tarde, amparados por una orden de cateo que les permitía buscar en determinadas áreas de la Fiscalía General del Estado, delimitadas incluso por geolocalización, miembros de la Fiscalía Anticorrupción de facto fueron a buscar expedientes de varios funcionarios relacionados con su invasión de semanas atrás de la sede de la auténtica Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción. Probablemente, olvidaron los GPS en sus casas porque llegaron a abrir los cajones de cuantos escritorios encontraban, amparados, desde luego, por elementos de la policía estatal y efectivos del ejército y la marina. Como lo intentaron hacer con la Comisión Estatal de Derechos Humanos hace un par de semanas.

Nadie se salva de la violencia de género

Ayer también dos destacadas mujeres de nuestro estado, la senadora Lucy Meza y la directora de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UAEM, Graciela Quiñónez, demostraron que nadie está exento de la violencia de género y de sufrir amenazas; la primera responsabilizó al gobernador del estado de hostilizarla con fines políticos; la segunda señaló que las amenazas en su contra se originaron por rechazar, precisamente, la violencia de género y la misoginia que parece no haberse logrado erradicar del campus universitario.

No quieren que sea Crimen de Odio

Ya en la noche un grupo de activistas de la diversidad sexual se reunieron en Cuernavaca en un evento que se replicó por lo menos en otras cuarenta ciudades del país, en las que demandaron el esclarecimiento de la muerte del primer magistrado en funciones que decidió no seguir ocultando su condición no binaria, el magistrade Jesús Ociel Baena Saucedo, quien apareció muerto por arma blanca con su pareja en la ciudad de Aguascalientes. Según los manifestantes, las autoridades pretenden optar por el atajo del “crimen pasional” para no investigar un engorroso crimen de odio, con lo que, de ser cierto, reforzarían uno de tantos prejuicios contra los que batalla cotidianamente este sector de la población.

Como se puede apreciar a vuelo de pájaro, el punto en el que se intersectan tantos conflictos que le atañen a los morelenses de manera directa o indirecta, se llama ley y legalidad; mientras no haya nadie que las haga valer, difícilmente regresará la paz a los hogares. Veremos cómo amanecemos mañana.