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(parte 3 y última)

 

¿Quién hizo la Independencia y la Revolución de México? ¿Quiénes pusieron, masivamente, el cuerpo y su sangre? Ya para las postrimerías de la Colonia, el ejército realista, los famosos Dragones de su Majestad, empleaban negros libertos o esclavizados para engrosar sus filas.

Nos dice el investigador Kouakou Laurent Lalekou: “El rol de los negros se observó también por medio de las milicias. Si bien las milicias eran vinculadas a los ejércitos realistas por haber sido creadas por una Real Cédula, el 7 de octubre de 1540, fueron las compañías de pardos y mulatos las que defendieron el puerto de Veracruz frente a las tropas realistas. Los pardos y mulatos predominaban en las tropas de José María Morelos y Pavón, caudillo de la Independencia. En cuanto a los habitantes de origen africano apoyaron la causa insurgente en los lugares donde la esclavitud estaba vigente.”

Mayoritariamente, las filas de aguerridos soldados que acompañaron a Hidalgo (y que tanto lo espantaron por el curso que tomaba su propio liderazgo), a Morelos y posteriormente a Guerrero, se compusieron étnicamente por aquellos descendientes de África que estaban en condiciones de esclavonía. La “indiada”, en todo caso, fue segunda en su importancia y número militar. Y es que la condición de “a-terrado” de los negros, pardos, cambujos, prietos, morenos y demás, es la que será el caldo de cultivo para que en sus mentes y almas prenda cualquier chispa libertaria.

John Womack observa cómo, posteriormente a la revolución de independencia, conquistada la abolición de la esclavitud, la situación de la “negrada” prácticamente no cambió. Y es que la historia de México ha creado otra nebulosa respecto al papel del negro durante el siglo XIX como si éstos se hubiesen evaporado del territorio nacional. Pues no, no se fueron a ninguna parte, se siguieron mezclando pero no como hubiese querido Vasconcelos para desaparecer y fundirse en la “ficción genética” de la “papilla cripto-positivista”.

La sorpresa es que esa “negrada” resurge en todos los rincones de México y se levanta con la Revolución Mexicana. En Morelos los negros pasaron de ser esclavos a trabajadores bajo el régimen del esclavismo semi industrializado que significó la tienda de raya y el endeudamiento de por vida que ese sistema instauró para que fueran deudores los hijos de los hijos de los hijos. Pero no se fueron a ninguna parte, siguieron ahí, “a-terrados”, desarraigados, sin pertenencia a nada porque nada les pertenecía. La hipótesis histórica de la Revolución del Sur para John Womack es contundente:

Con el colapso político mexicano de 1910-1911, el Morelos “indio” pudo haber provocado unas 50-60 revueltas locales, incluso (¿por qué no?) cien revueltas locales, con mayor o menor coordinación entre sí, también con mayor o menos competencia entre sí. Pero este Morelos no hubiera podido sostener la coordinación ni impedir la competencia por mucho tiempo, mucho menos unificar los levantamientos y mucho menos proyectarlos deliberadamente más allá de los vecinos inmediatos. Sólo los hijos del Morelos “afro”, el Morelos mestizo-mulato-moreno-pardo, pudieron hacer la Revolución del Sur; unir las revueltas locales, hacerlas cooperar y organizar el Ejército Libertador del Sur; no “Liberal”, sino activa, directa y objetivamente libertador; sólo este Morelos afro pudo proyectar la fuerza de su ejército regional por una causa nacional y seguir luchando, luchando estratégicamente, durante cerca de una década por la misma causa. Claro que desde Anenecuilco en adelante, una parte del Morelos indio se unió voluntariamente al Ejército Libertador del Sur y permaneció con él en busca de restitución (aunque sólo consiguieron concesiones). Pero la fuerza viva revolucionaria, amplia, expansiva e impulsora, en busca de justicia a nivel nacional de 1911 a 1920, fue la del Morelos afro-mestizo.

En 2019 se reconoció por vez primera dentro de la Constitución política de México a los pueblos afromexicanos: ¡198 años después de consumada la Independencia que encabezaron ellos! Hay quien insiste en seguirle llamando “Tercera Raíz” evidenciando el prejuicio y categorización que al enunciador habita. Debiera darnos vergüenza. Si México no tuvo entidad como nación hasta 1821, y fueron los afrodescendientes quienes pusieron el cuerpo y la sangre, ¿no valdría sostener que son la Primera Raíz de nuestro ser nacional? ¡Recontra Pácatelas!

* Es dramaturgo, periodista, investigador, editor y fundador de la agrupación Mulato Teatro.