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La disminución del tiempo que pasamos sentados o frente a pantallas reduce las posibilidades de enfermar

Nayeli Macías*

Existe un interés creciente en el comportamiento sedentario porque aumenta la probabilidad de enfermar y morir. Este comportamiento se define como “actividades que se realizan en posición sentado, reclinado o recostado y que implican un gasto de energía parecido a lo que se gasta mientras se duerme”. Algunos ejemplos son tiempo frente a pantallas (como las de las computadoras, los celulares, videojuegos etc.,), transportarse en automotores, leer, hacer manualidades, entretenerse con juegos de mesa, entre otros.

Desde la revolución industrial, las transformaciones tecnológicas y digitales han favorecido el incremento del tiempo que las poblaciones invierten en comportamiento sedentario. La transformación acelerada de nuestro entorno ha obstaculizado que nuestras poblaciones adapten los mecanismos biológicos de uso de energía y nutrientes que se empleaban miles de años atrás, para contrarrestar el riesgo de enfermar.

En México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua de 2022, mostró que el 82% de los niños escolares y 91% de los adolescentes mexicanos invierten más de dos horas por día frente a pantallas. En tanto, que el porcentaje de adultos y adultos mayores que pasan más de siete horas sentados es de alrededor de 12 y 7%, respectivamente.

En adolescentes y niños el tiempo frente a pantallas se ha asociado con alteraciones en los patrones del sueño. La relación en entre patrones de sueño inadecuados y alteraciones del metabolismo de la glucosa, colesterol y los triglicéridos es más evidente en estas etapas de la vida. Por otra parte, en la niñez y la adolescencia se enraízan los estilos de vida que las personas continuarán teniendo en la adultez. Invertir una buena parte del día en comportamiento sedentario durante la niñez y la adolescencia promueve el aumento de peso y deterioro de la salud cardio metabólica que puede continuar hasta la edad adulta.

Mientras que entre los adultos se ha observado que, a mayor tiempo invertido en este comportamiento, aumenta la probabilidad de padecer sobrepeso, obesidad, hipertensión, alteraciones del colesterol y los triglicéridos, diabetes, enfermedad del corazón, disrupción de la circulación, algunos tipos de cáncer y enfermedades mentales como la depresión.

¿Cómo atenuar los efectos negativos del comportamiento sedentario? Lo más recomendable es reducir el tiempo que invertimos sentados o frente a pantallas a menos de cuatro horas por día en adultos y menos de dos horas para niños y adolescentes. Si no es posible disminuir el total de tiempo invertido diariamente en este comportamiento, es necesario acortar la longitud de los períodos invertidos en este comportamiento cambiando la posición sentado/reclinado por permanecer de pie, o por caminatas cortas y no necesariamente intensas.

El efecto de disminuir el tiempo total o acortar los períodos de comportamiento sedentario sobre la probabilidad de enfermar o morir prematuramente es aún mayor si esta disminución se acompaña de 150 minutos por semana actividades moderadas e intensas en adultos. Mientras que en niños y adolescentes se recomiendan 60 minutos diarios de estas actividades. Ejemplos de estas actividades pueden ser: bailar, correr, caminar rápidamente, andar en bicicleta o nadar.

Finalmente, cualquier intervención para disminuir el tiempo invertido en comportamiento sedentario debe tomar en cuenta determinantes sociales, culturales y del ambiente construido, como la seguridad en las comunidades y de espacios recreativos públicos, al igual que los factores conductuales propios de nuestra población. De tal modo que la implementación y la evaluación de las intervenciones se vean favorecidas y la población mexicana pueda beneficiarse de ellas.

La necesidad de disminuir el tiempo invertido en comportamiento sedentario junto con otros factores de nuestros estilos de vida que promueven las enfermedades crónicas es inminente, aún a pesar de que la evidencia sobre la relación entre este comportamiento y los desenlaces en salud no sea del todo concluyente.

*Especialista en salud pública. Invitada por el Dr. Eduardo C. Lazcano Ponce.