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La Jornada ha marcado un antes y un después en la historia del periodismo en México. Si bien la prensa nacional tiene un orgulloso referente durante la segunda mitad del siglo XIX y el porfiriato, así como con notables plumas de la estatura de Guillermo Prieto, Francisco Zarco y José Martí entre tantos, también lo es que el régimen del partido único a lo largo del siglo pasado acotó la libertad de expresión. Fueron muchos los mecanismos para hacerlo, desde comprar conciencias, controlar la distribución del papel o simplemente recurrir a la represión, es aquí donde el nacimiento de La Jornada el 19 de septiembre de 1984, justo un año antes del catastrófico sismo de 1985 constituye sin temor a exagerar, un hito en la historia del periodismo mexicano.

Existieron antecedentes previos como lo fue la salida de Julio Scherer y notables periodistas de Excélsior durante la administración de Luis Echeverría. Sin embargo, La Jornada bajo la dirección de su fundador Carlos Payán Velver, fallecido en marzo de este año, irrumpió en un momento histórico previo a la controvertida elección de 1988 y al surgimiento del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, como líder indiscutible de la izquierda mexicana y actor fundamental en la democratización del sistema político en la historia reciente de nuestro país.

A partir de entonces La Jornada, ha sido la tribuna de expresiones progresistas y de una tendencia hacia la izquierda, lo cual ha logrado también un equilibrio en un medio donde hay fuertes diarios con marcada línea a la derecha. Al profesionalismo de sus reporteros, periodistas y la carga ideológica de sus columnistas se añade un fuerte contenido cultural, que es referente en México. A Carlos Payán lo sucedió en la dirección del diario, la actual Directora General, Carmen Lira Saade destacada periodista.

La Jornada ha robustecido su presencia al interior de la república por medio de diarios regionales en diversos entidades y Morelos, de una histórica memoria progresista no es la excepción. La Jornada Morelos se puede dividir en tres etapas, la primera de ellas cuando fue fundada por el avezado periodista cuernavacense Paco Guerrero Garro, la segunda con León García Soler de abultada trayectoria y ahora en este tercer momento que cumplió ayer un año con el comunicador y analista político Enrique Balp Díaz, coincidentemente en la fecha que se conmemora la promulgación del Plan de Ayala en 1911, momento trascendente para la identidad y memoria morelense.

Pero más allá del natural júbilo que entraña esta celebración por el primer aniversario, y la atinada intervención de oradores comprometidos como Adalberto Ríos Szalay y Flora Guerrero, es obligado reflexionar en torno a lo que lo que La Jornada Morelos ha logrado en poco tiempo y el compromiso de ser un medio fundamental en las jornadas por venir en la entidad. Así como La Jornada nacional nació en un momento crucial en el panorama del país, la actual Jornada Morelos lo hace en una coyuntura crítica de la historia local.

Morelos vive momentos muy difíciles en torno a los grupos políticos que se disputan el jugoso botín que representan la administración pública y los cargos de elección popular, a la división de poderes, a la seguridad pública, la impunidad, el desarrollo social, económico, el campo y el medio ambiente así como a la reconstitución del tejido social, es por ello que La Jornada Morelos se convierte en una tribuna de primer orden a favor de las mejores causas de Morelos y en garante de un periodismo ético y profesional.

Sin embargo, a pesar de la imparcialidad y objetividad que acompañan a un trabajo serio y comprometido, de la calidad en el diseño de cada edición, la libertad editorial con que cuentan los columnistas, el equilibrio que se logra entre la información noticiosa, el análisis político y el destacado contenido cultural, La Jornada Morelos debe sortear las difíciles condiciones que prevalecen en el Estado y el reto enorme de cerrar la pinza con la asignatura de lograr su impresión en papel.

A título personal, me congratulo por este primer año en esta nueva etapa de La Jornada Morelos, lo hago no solo por motivos personales de empatía y afecto sino por la certeza de saber que un gran estado como Morelos, también necesita, y cuenta ya, con un gran diario, ¡enhorabuena!