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PROYECTOS ACADÉMICO Y POLÍTICO EN LA UNIVERSIDAD PÚBLICA

 

El reciente proceso para la elección del titular de la rectoría de la UAEM que me tocó vivir muy de cerca me hizo reflexionar sobre dos proyectos que están presentes en la vida de la universidad pública: el proyecto académico y el político.

Pocos universitarios creyeron que la Junta de Gobierno enviaría una terna constituida solo por mujeres. Cuando se leyeron los nombres de las tres candidatas hubo un silencio que se percibió de incredulidad entre los consejeros universitarios. Fue necesario un largo receso para comprender y aceptar el llamado de la historia.

Los medios de comunicación dieron sus versiones e interpretaciones sobre este hecho inédito. Vi el programa de un conocido comunicador quien incrédulo se preguntaba reiteradamente ¿dónde está la equidad de género?

La Junta de Gobierno de la UAEM, en voz de su presidente aclaró que al seleccionar la terna de entre los seis participantes, se tomaron en consideración las características y competencias que se requieren para esta importante función. Es decir, para la selección de la terna no se consideró el género ni la llamada cuota de género tan en boga en los partidos políticos.

Previo al día de la votación se dio un amplio debate sobre si la votación debiera ser abierta o cerrada. La norma institucional tiene un vacío al respecto, pero al considerar que la secrecía está contemplada entre los derechos humanos y que es un componente esencial de las democracias modernas, el consenso de los universitarios fue por la secrecía del voto.

Este ejercicio democrático estaba siendo observado por la comunidad universitaria, así como por toda la sociedad morelense, toda vez que la universidad es un referente obligado de los ejercicios ciudadanos.

Al pensar en el título de este artículo, consideré de inicio la confrontación que se da tradicionalmente entre ambos proyectos por lo que lo titularía: proyecto político versus el académico, sin embargo, al considerar que ambos proyectos son componentes de la vida universitaria, no tienen por qué ser contradictorios necesariamente, así que decidí titularlo: proyecto académico y proyecto político.

Para entrar en el tema de esta reflexión, identifiquemos primero cuáles son los ámbitos de cada uno de estos dos proyectos. El espacio de acción del proyecto académico comprende las llamadas funciones sustantivas de la universidad que se sintetizan en la investigación, la transmisión y la difusión de las enseñanzas y experiencias acumuladas a lo largo de la historia de la humanidad. Estas funciones que se definen como actividades sustantivas de la universidad pública son la docencia, la extensión y la investigación.

Por otro lado, al proyecto político le correspondería como marco de acción hacer pertinentes las actividades sustantivas, de suerte que éstas se correspondan con las necesidades de la sociedad, es decir su función es buscar la pertinencia de estas actividades con las necesidades de la sociedad en el contexto de cada momento histórico.

En teoría el proyecto académico y el político en la universidad pública debieran ser complementarios en su respuesta a la razón de ser de la universidad que es la sociedad, la cual es quien paga y demanda sus funciones.

Entre las funciones del proyecto político se destaca la toma de decisiones, lo que incluye el trabajo legislativo, las elecciones, así como la formulación de políticas institucionales. De aquí que, el proyecto político tiene como uno de sus componentes el ejercicio del poder que para muchos es su función principal y en ocasiones la única.

La universidad pública se caracteriza y define por la libertad de pensamiento para la construcción de nuevas teorías, leyes, creaciones y paradigmas en la búsqueda de un mundo mejor.

Cuando el proyecto político solo busca el poder, su función y razón de ser se pervierte, limitando la libertad de pensamiento y de catedra que son dos de los ejes vertebradores de la universidad pública. El poder por el poder es un peligro en la vida universitaria pues limita el cabal cumplimiento de las actividades sustantivas.

El proyecto académico y el político en la vida universitaria no tienen por qué estar en controversia si se encuentra un equilibrio entre ambos proyectos que, por una parte, permita la libertad de pensamiento al tiempo que la participación ciudadana responsable, en el contexto de los 30 derechos fundamentales, conocidos como derechos humanos.