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Las características climáticas y biológicas de Morelos la hacen una tierra preciosa para habitar y visitar, pero también para la abundancia de mosquitos, insecto del que algunas variedades resultan transmisoras de enfermedades, entre ellas, el dengue.

Desde 2022, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió un aumento significativo en el número de casos y muertes por dengue en América y reiteró a sus estados miembros, México entre ellos, la necesidad de organizar la red de servicios, fortalecer los servicios de atención médica y reforzar las medidas de control vectorial y prevención individual para minimizar el impacto del padecimiento en la población.

Estas recomendaciones no fueron atendidas. En Morelos, los casos de dengue registrados hasta la semana 47 de este año, representan siete veces más de los acumulados en el mismo período del 2022; y los 32 fallecimientos provocados por el padecimiento son diez veces más que en el lapso anterior. La acción de la autoridad sanitaria se ha reducido prácticamente a hacer llamados a la población al autocuidado y realizar algunas acciones preventivas en coordinación con los municipios.

A pesar de que los reportes de la OPS muestra que la incidencia de dengue ha aumentado en toda América, lo cierto es que hay regiones en las que los contagios han podido abatirse, lo que indica que el problema pasa también por la operación local de políticas de salud. En México, dos de cada tres casos de dengue se concentran en Yucatán, Veracruz, Quintana Roo, Puebla y nuestro estado.

Morelos es el segundo estado en incidencia con 184 contagios por cada cien mil habitantes, una tasa que supera en casi 148 casos a la media nacional. En contraste, hay entidades como Durango, Zacatecas, Chihuahua, Estado de México, Ciudad de México y Tlaxcala que registran menos de un contagio por cada cien mil habitantes. Otros estados con una geografía más amigable para el mosquito Aedes Aegypti (transmisor del padecimiento), como Chiapas y Oaxaca, tienen tasas de contagio de 49.3 y 41.7 por cada cien mil habitantes.

Los datos evidencian que las acciones emprendidas en Morelos han sido insuficientes para lograr mitigar el impacto de la epidemia y que la disminución en la velocidad de contagios tiene un origen más de temporada que en las políticas de control aplicadas por los gobiernos, estatal y municipales. La falta de coordinación entre los dos niveles de gobierno, y la ausencia de campañas bien orientadas para reforzar las medidas preventivas en la población del estado, son muestra de un descuido que ya ha costado muchas vidas.