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Todas las personas, familias, comunidades y sociedades en general pasan por momentos de desierto, en mayor o menor escala; la crisis, aridez, sufrimiento, dudas, engaños, enfermedades, hambre, desnudez, miseria, desplazamientos y guerras constatan el sufrimiento de la gente por la violencia que cada día se recrudece más.

Así lo expresó durante la homilía el Obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, quien refirió que los índices delictivos “sacuden” y ponen en evidencia la incapacidad de las autoridades, tras recordar el feminicidio de una maestra a plena luz del día en el Centro de Cuernavaca durante un asalto.

“O el derecho de piso. Voy a visitar parroquias y no se imaginan ustedes cuánto se está extendiendo este derecho de piso. Qué pena, que la gente tenga que trabajar para mantener a los narcotraficantes, a la mafia. Está creciendo de un modo preocupante, por todas partes”, dijo.

Los municipios en donde más se han registrado estos casos, de acuerdo al también secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) son Puente de Ixtla o el sur de Morelos, entre otros, en donde los microempresarios y empresarios prefieren bajar cortina o les queman el negocio; tan sólo en Cuernavaca el 20 por ciento ha cerrado.

“Cuántos robos, cuántos salimos con cierto temorcito de que algo vaya a pasar. Cuánto luto trae todo esto a tantas familias. Así pues, estas condiciones actuales ponen en evidencia este desierto, esta realidad humana triste, dolorosa e hiriente. Ante esto, qué vamos a hacer”, indicó.

Ante la crisis de inseguridad, incertidumbre, angustia, Monseñor llamó a la sociedad a mantener la esperanza, que dentro de la fe cristiana es un estilo de enfrentarse a la vida desde la confianza radical, como una convicción.