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El viejo símil de la cobija, que al tapar alguna parte se descubren otras, conviene en un primer análisis del presupuesto de egresos 2024 para el estado de Morelos. Esta vez, con el detalle adicional de que la cobija no estaba sanforizada.

La justa negativa de los diputados con que se evitó incrementar el impuesto a la nómina, y otras propuestas de contribuciones adicionales de los municipios, volvió imposible cubrir las necesidades reales de muchas dependencias públicas, entre ellas, los órganos autónomos cuyas asignaciones de recursos dependen legalmente del total del presupuesto para cada ejercicio presupuestal.

Así, aunque el año que está por iniciar la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana y la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos, recibirán más recursos que en el 2023, aún estarán millones de pesos lejos de las necesidades que tiene cada una de estas instituciones.

El tema es delicado por diferentes motivos en cada uno de los órganos autónomos.

En el caso de la UAEM, el insuficiente aumento presupuestal es un nuevo reto para la incipiente administración de Viridiana Aydeé León Hernández, que ya desde este mes enfrenta el recurrente problema de la falta de recursos para pagar los aguinaldos de los trabajadores universitarios. El reto de sustentabilidad financiera para la UAEM, que se consideraba paliado con el presupuesto inicialmente proyectado para el 2024, vuelve a complicarse.

Para el Impepac, la proyección de gasto para el 2024 contempla el gasto de las elecciones locales de junio próximo, para las que partidos políticos (cuyas prerrogativas paga el organismo) y trabajos de organización, requieren muchos más recursos de los que reciben en años ordinarios. El incremento autorizado por el Congreso también es insuficiente.

La CDHM necesita aumentar y acelerar su atención al público dada la crisis de derechos humanos que vive el estado. Entre inseguridad, omisiones y abusos de las autoridades de todos tipos y niveles, una comisión fortalecida financieramente conviene a todos.

Si bien al inicio de la administración de Cuauhtémoc Blanco podría considerarse que las asignaciones presupuestales dependían de factores políticos, las reformas jurídicas para consolidar la independencia financiera de los órganos autónomos han reflejado que hay otro problema: el pequeño tamaño de la cobija presupuestal y la excesiva dependencia que Morelos tiene de los recursos federales, cada vez más escasos.

Autonomía sin suficiencia financiera es una mera ilusión.