En días pasados, don Guillermo Velázquez, líder de Los Leones de la Sierra del Xichú, recibió el Premio Nacional de Artes y Literatura, en el campo de las Artes y las Tradiciones Populares. ¡Qué gran noticia para el país y para la música tradicional! Su grupo musical (a veces teatral), destaca en el conjunto nacional de agrupaciones dedicadas al huapango y a los sones, a las balonas y otros ritmos populares, por cuanto han abierto amplio camino a multitud de otros músicos y artistas, a decimeros, mostrando la riqueza del legado histórico y componiendo para mantenerlo vivo con sus versos y topadas.
Han estado en Morelos en ocasiones importantes de fiestas populares, en Xoxocotla, en Jojutla, en Ahuatepec y el centro de Cuernavaca, congregando a nuestros grupos de jaraneros y soneros, alegrando con su música, letras y bailes.
Es una delicia asistir a sus presentaciones, siempre con nuevas composiciones, incorporando décimas punzantes, dando cuenta de la actualidad político-social del país, con crítica mordaz y directa, al vuelo, lo que sólo se logra tras decenios de práctica y formación política y poética, como la que ellos han cultivado. Tuve la fortuna de atestiguar en vivo la interpretación de una pieza dedicada a las contradicciones de los migrantes, con las ilusiones de quien busca otros horizontes para mejorar, los dolores de su mujer dejada atrás en su patria, y con jocosidad, la lucha de la pareja vía el teléfono celular. Da para carcajearse, a la vez que problematizar este brutal drama que viven millones de mexicanas y mexicanos que encarnan la migración.
Este fin de año, en su tierra, el Xichú, estarán por 41ava vez presentes como alma de ese gran Festival del Huapango Arribeño y de la Cultura de la Sierra Gorda, Xichú, donde concurren huapangueros de varias entidades federativas, para cantar y bailar, enfrentando el frío del Gran Tunal. Ahí estará Vincent Velázquez, hijo de don Guillermo, tremendo decimero y bailador, entusiasta joven que ha hecho trascender la décima y trazado un puente con manifestaciones contemporáneas de canto y rima, atrayendo a decenas de miles de jóvenes en el país y fuera de él a estos géneros musicales y zapateados.
Mérito mayor de los Leones, es convocar una y otra vez, a lo largo de los años, a escuchar a viejos bardos, versadoras y versadores de antaño, para seguir cantando sus composiciones y aprender de ellas y ellos. Sus fiestas abarrotan la plaza de Xichú, y las posadas que pueden recibir a visitantes. Son guerreras y guerreros, descendientes de jonaces y ximpeces, de tribus huachichiles que defienden con garra su tierra y sus culturas, tan nuestras, tan necesarias.
Es de celebrar que se les haya otorgado este premio nacional, pues además de los méritos mencionados, su solidaridad con los movimientos populares es infinita y continua, nos dan identidad y perspectivas comunitarias de vida. Van como muestra unas décimas de Don Guillermo, de estos días.
A HONRA SUYA Y EN SU NOMBRE
Quiero posarme en la rama
de mis palabras mejores
para darle los honores
al arte que se derrama
sin lentejuelas de fama
ni deslumbrante ropaje,
sino como humilde aguaje
accesible y colectivo:
en ese ánimo recibo
EL PREMIO Y EL HOMENAJE.
Músicos que sin escuela
han sido en su corazón
depositarios de un don
que regocija y consuela;
Troveros cuya voz vuela
y hace vibrar el cordaje
reverdeciendo el paisaje
¡con versos y sones bellos!:
recibo en nombre de ellos
EL PREMIO Y EL HOMENAJE.