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Víctor Villarreal Cabello*

Migrar es una acción que implica la movilidad de las personas de un espacio a otro por un tiempo considerable. El cruce implica la disrupción de fronteras administradas, de manera inicial, por un aparato Estatal. En ese sentido, las personas se movilizan por diversas razones. De acuerdo con los estudios histórico-estructurales: toda la migración, en general, es forzada y desde la perspectiva de la autonomía de la migración: la migración es producida ¿Pero por qué o quién? En las siguientes líneas algunos apuntes.

La migración como producción no es casualidad. Los migrantes, dice Sandro Mezzadra, tampoco son agentes de la revolución. Sin embargo, deben ser pensados como actores importantes para el siglo XXI que rompen esquemas en todos los sentidos. La migración como un proceso complejo, continuo-discontinuo, lleno de variables e interpretaciones se vuelca como una expresión. “Derecho de fuga” enuncian por ahí.

La intención tampoco es sonar como parte de una escuela de maestros de la sospecha. Pero sí hay que apuntar que existen razones para enunciar los siguientes puntos. Las personas que emigran lo hacen por necesidad, por un sueño, por alguna causa. Las causas de la migración han pretendido ser “descubiertas”, ¿entendidas?, ¿resueltas? Por las y los migrantólogos de todo el mundo. Una de las interpretaciones es: la producción de la migración.

La migración como producción parte de la idea de que un sistema, una estructura, otros Estados son beneficiarios de la migración pues para el proceso productivo un migrante se traduce como: mano de obra especializada, precarizada, producida, racializada no blanca. Se produce migración para beneficio del proceso productivo y abaratamiento de los costos de producción-distribución-consumo. Es decir, una persona en proceso de movilidad es una persona que tiene conocimientos específicos: del campo, de la obra, de los servicios. Es precarizada en tanto que no se le remunera como a la población local o nacional de país al que inmigran. Es racializada no blanca ya que todo trabajo contiene una carga de racialización y sólo algunos de ellos gozan de los privilegios de las personas blancas; y es producida en tanto que, de acuerdo con los estudiosos histórico-estructurales, la migración es efecto de la desvalorización de las cadenas de trabajo al interior de los Estados.

La migración, entendida como mano de obra, en donde los Estados de inmigración requieren de los brazos, pero no de las personas en un sentido cultural, social y fenotípico dejan de lado el mundo complejo del que goza cada individuo. Aunado a ello, las crisis económicas amén a la desintegración de las cadenas de trabajo en países de emigración y tránsito, los abruptos desplazamientos ambientales por el proceso productivo de algunos países de inmigración, la migración por violencia gracias a conflictos que usan armas vendidas por países de inmigración son algunas de las responsabilidades o formas de producir migración de manera “remota”.

Recapitulando, la migración no sólo es responsabilidad de los lugares de origen o de las personas que toman la difícil decisión de dejar su tierra. También espacios de inmigración, empresas transnacionales, complejos sistemas de producción de mano de obra especializada, precarizada, producida, racializada no blanca usan sistemas jurídicos, económicos, políticos, mediáticos, sociales y culturales para su propio beneficio.

*Milpaltense, internacionalista, escribiente y migrantólogo.