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El que está por terminar tendría que haber sido un año de enorme brillo en el sector educativo de Morelos. La Universidad Autónoma del Estado de Morelos eligió por primera vez en siete décadas a una mujer como rectora y los maestros de escuelas públicas de niveles básico y medio superior después de 80 años, pudieron votar directamente por quien los representa en la sección 19 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Con todo y el buen inicio en las gestiones de Viridiana Aydeé León Hernández en la UAEM y Joel Sánchez Vélez en el SNTE, el significado histórico que tienen sus primeras semanas en el cargo ha pasado poco advertido en medio de los conflictos laborales, políticos y de seguridad que enfrenta el sector educativo en el estado. Las suspensiones constantes de actividades por hechos cercanos de violencia, protestas, problemas de infraestructura, actividades partidistas y hasta la actividad volcánica, rompieron la normalidad de las actividades en un sector cuyo éxito depende en gran medida de la tranquilidad.

Tampoco ha lucido lo que debiera la intervención del Congreso local en su función primordial para la educación pública, garantizar el financiamiento suficiente para que las instituciones tengan los recursos que permitan su operación sin sobresaltos. Las reformas jurídicas para dotar de mayor presupuesto a la UAEM y el etiquetado de recursos a diversas cuentas en el presupuesto de la educación básica también fueron prácticamente pasados por alto en medio del bullicio ocasionado por la contaminación de la tarea educativa con temas que deberían serle ajenos.

En la mayor parte de los casos, los problemas del sector han derivado de omisiones claras de la autoridad. Desde la más básica, ofrecer a las comunidades escolares las condiciones de seguridad suficientes para un servicio sin sobresaltos, hasta las que tampoco tendrían que ser tan complicadas, como pagar a los trabajadores conforme a lo establecido en la ley y los reglamentos, las fallas que han entorpecido la educación en este año provienen directamente de la inacción de las autoridades del Ejecutivo estatal.

Con esta carta de presentación, sorprende el activismo político de quienes han usado su cargo para operar a favor de un partido político en búsqueda de candidaturas a cargos de elección popular. Mucho más cuando ese activismo ha acrecentado los conflictos en el sector, algunos por descuido y otros por la polarización que trae la partidización de las tareas de gobierno.

La memoria colectiva, sin embargo, deberá guardar los éxitos del 2023 en el sector educativo por su dimensión histórica y probablemente conservar también a quienes momentáneamente los opacaron como un ejemplo de podredumbre.