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A propósito del año que se ha decretado en memoria y homenaje a Felipe Carrillo Puerto, es oportuno hacer las siguientes reflexiones: tras la independencia de México, Yucatán heredó del virreinato la industria del henequén, un sistema feudal de más de 800 haciendas, repartidas entre una veintena de familias, así como una marcada opresión hacia los campesinos mayas que derivó en la cruenta guerra de castas por poco más de medio siglo.

En ese contexto de las pugnas sociales yucatecas, nació en 1874 en Motul, Felipe Carrillo Puerto, en el seno de una familia de comerciantes que se vio desplazada por la guerra de castas, desde muy joven destacó como un apasionado de la cultura local y de su lengua, convirtiéndose en un decidido luchador social a favor de los mayas, fue también un periodista que hizo de la pluma su espada para las mejores causas sociales de la región. Con la llegada del Maderismo se opuso a que el tabasqueño Pino Suarez, fuera Gobernador de Yucatán, sus opositores enviaron a un asesino a ultimarlo, Carrillo Puerto lo abatió en defensa propia, fue encarcelado y al salir de prisión lo sorprendió la Decena Trágica.

En 1914, en el momento más cruento de la lucha contra Huerta, arribó a Morelos donde se unió a Zapata, quien apreció la fuerte carga social e ideológica del yucateco y lo hizo coronel del Ejército Libertador del Sur. Poco después el Caudillo ordenó a Carrillo Puerto participar en las Comisiones Agrarias para la repartición de tierras en la región de Cuautla. la experiencia zapatista del revolucionario motuleño fue decisiva para su posterior labor a favor de los campesinos yucatecos.

En 1915, regresó a su tierra natal, incorporándose a la labor social del general Salvador Alvarado, Gobernador Constitucionalista de Yucatán. A partir de ese momento su estrella despuntó y se reveló como el líder social y nato de la Península. Fue diputado federal, gobernador interino y fundó en 1917 el progresista e influyente Partido Socialista del Sureste, del cual fue presidente hasta su muerte.

En 1922 asumió la gubernatura constitucional, emprendiendo una labor progresista nunca vista, llevó educación, desarrollo y leyes a los yucatecos, defendió a los mayas, desenterró del ostracismo el orgulloso pasado prehispánico, bregó por obreros, campesinos y los derechos de la mujer, reguló también el comercio del henequén a favor de México, restando influencia a la poderosa “Casta Divina” como Salvador Alvarado bautizó atinadamente a la oligarquía Yucateca.

Aquí también surgió una historia de amor, en 1923 llegó a México la periodista norteamericana Alma Reed, invitada por el presidente Obregón, en reconocimiento a que, con su pluma salvó en San Francisco la vida de un adolescente mexicano injustamente condenado a muerte. Alma llegó a Yucatán, conoció al gobernador a quien los hacendados apodaron el “Dragón rojo de los ojos de jade” quedó maravillada del hombre y de su obra, pronto se enamoraron profundamente, el gobernador pidió a Ricardo Palmerín que le compusiera a su enamorada, “Peregrina” una de las canciones emblemáticas de la trova yucateca.

Los enamorados decidieron casarse, Alma regresó a San Francisco para preparar su ajuar de novia, en aquellas jornadas, estalló la Rebelión Delahuertista, Carrillo Puerto se mantuvo leal al gobierno, pero fue apresado por tropas que se “voltearon” y después de una farsa de consejo de guerra, fue fusilado junto con sus hermanos y seguidores el 3 de enero de 1924 en el Panteón Municipal de Mérida, ahí mismo fue enterrado. La Rebelión Delahuertista fracasó y Carrillo Puerto se convirtió en leyenda, Alma rehízo su vida, pero nunca superó su perdida, regresó a México a vivir, aquí murió y sus restos ahora descansan frente a la tumba de Carrillo Puerto.

En Cuernavaca, sobre la Avenida Álvaro Obregón a la altura de la populosa colonia Carolina, existe una modesta y pequeña plazuela con un busto de Carrillo Puerto, oportuno será embellecer el punto, no solo para mejorar el entorno, sino como homenaje a la trayectoria zapatista y social del Dragón rojo de los ojos de jade.

*Escritor y cronista morelense.

Felipe Carrillo Puerto / Imagen: HistorMex