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“VOCES MÚLTIPLES, UN SOLO MUNDO”



En mi artículo del pasado 8 de enero, señalé que una de las condiciones para evolucionar como sociedad era “hacer lo necesario para que los medios de comunicación tradicionales y modernos estén bajo el control de la sociedad en general, y no bajo el control de personas o corporaciones privadas con fines lucrativos”.

El internet es uno de los avances tecnológicos que están moldeando la civilización moderna, incluyendo lo relacionado con los múltiples medios de comunicación impresos, y sobre todo los electrónicos. Ejemplo de ello es que la prensa escrita, el medio más antiguo de comunicación masiva, se ha visto obligada a subirse a la dimensión electrónica para poder sobrevivir.

El impacto de esta revolución electrónica/internética puede ser analizado desde muchas perspectivas. Algunas de ellas son: el alcance y propósito de la comunicación social, los mecanismos y criterios de la generación de contenidos, la segmentación y “construcción de las audiencias”, las normas y criterios de utilización del espectro radioeléctrico, la propiedad de los medios de comunicación y sus formas de financiamiento, el papel de los gobiernos en el mundo de las tecnologías de información y comunicación, el uso de la inteligencia artificial, y los derechos de información y de libre expresión ciudadana.

Como referencia histórica y de contexto, comentemos algo sobre la importancia y la problemática de la comunicación social, al margen del medio que se utilice para ello. Fue relevante el estudio patrocinado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) publicado en el año 1980, bajo el título de “Voces Múltiples, un solo mundo”, y conocido como el informe MacBride.

https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000040066

El propósito de la iniciativa fue el analizar el tema de la comunicación de masas en las sociedades modernas y la prensa internacional, con el objeto de proponer un orden internacional en esta materia, y con ello cumplir mejor el mandato de la Organización de Naciones Unidas (ONU) de promover la paz y el desarrollo mundial.

La inquietud surgió de constatar los sesgos en la difusión de la información que hacían los países desarrollados y que permeaban a los países menos desarrollados. Se buscaba proteger los derechos de expresión y de información de los abusos de los gobiernos y de los grupos de poder económico, a la vez que abogaba por los derechos de los periodistas de investigación y de los corresponsales de guerra.

El resultado fue un documento es claramente político, ya que enfrentó con claridad el tema de la comunicación y su relación con el poder y con la democracia. En él se establecieron cinco líneas de actuación:

  • Promover la idea de que la comunicación es un derecho fundamental de los ciudadanos y grupos sociales.
  • Aminorar los desequilibrios y desigualdades, así como las distorsiones, que se producen en el momento de la difusión de la información.
  • Promover una comunicación democrática global en la que se respeten las identidades culturales y los derechos individuales de los ciudadanos.
  • Desarrollar políticas de comunicación, en cada uno de los Estados, relacionadas con el proceso de desarrollo.
  • Investigar cuáles deben ser las bases sobre las que se sostendría el Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC), como parte de un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI)

Como era de suponerse, el nuevo gobierno de Ronald Reagan, presidente de los Estados Unidos de América, se deslindó del informe MacBride, para de hecho, desconocer el tema de los desequilibrios mundiales en materia de los medios de comunicación masiva producidos por los monopolios internacionales anglosajones, y rechazar la idea de que debieran existir diversas fuentes y canales de información en el mundo. Fue tal la molestia del gobierno estadounidense que, en el vértice de la globalización y el impulso al neoliberalismo como única doctrina económica, decidió renunciar a su membrecía de la UNESCO en el año 1985, argumentando curiosamente la defensa de las libertades en las sociedades democráticas.

A 43 años de la publicación del informe MacBride, el tema de “Voces Múltiples, un solo mundo” sigue más que vigente, aunque reconociendo el gran cambio en los flujos de información producido, a través de las redes sociales y otras modalidades disponibles para los versados en el uso de internet. En efecto, el tema de los monopolios sigue vigente, ya no sólo desde la versión moderna de las grandes agencias de noticias operadas en lógica geopolítica, sino además ahora con la intervención de corporaciones que manejan las plataformas internéticas al capricho de personas e intereses bien identificados. En lugar del orden mundial buscado por el estudio MacBride, nos enfrentamos ahora a una babel de información, y a una guerra de narrativas y de falseo de información, cuyos resultados son impredecibles.

Lo cierto es que la generación y divulgación de los contenidos relevantes para la colectividad nacional e internacional no pueden estar en manos de empresas, cuya finalidad es hacer dinero y ejercer el poder.

*Interesado en temas de construcción de ciudadanía.