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Luis Tlapa es un comerciante de Jojutla, como muchos otros, esperaba con ansiedad la llegada de la temporada de fin de año para equilibrar su economía. Finalmente, la navidad y el año nuevo, son las fechas que todos los comerciantes, sin importar su giro, esperan todo un largo año pues la mayoría de sus potenciales clientes tienen dinero y la voluntad para gastarlo.
Además, la pandemia, que contrajo economías y engrosó las filas de los desempleados, parece estar remitiendo, por lo menos oficialmente. Así, desde el mes de noviembre los comerciantes y prestadores de servicios, así como presidentes municipales y otros funcionarios públicos, hacían votos para que este diciembre marcara el inicio de la recuperación económica real y exhortaron al público para que acudiera a las ferias reabiertas y los tianguis comerciales, tal y como lo hacía antes del Covid.
Sin embargo, Don Luis, también como muchos otros, ha visto que la realidad se ha vuelto a imponer y con desolación percibe que ya a mediados de mes, no solo las ventas no se han recuperado, sino que han disminuido, quizá hasta un 40 por ciento, por lo menos en cuanto a artículos de temporada.
Las ventas han caído no solo con respecto al 2021 o el año anterior: están por debajo de la época prepandemia. De nada les ha valido reducir sus precios casi desde el 28 de noviembre, cuando instalaron puestos especiales para atender a clientes que simplemente no han ido, o si van, no compran.
Eso ha sucedido incluso en los mercados municipales más visitados de la región sur del estado de Morelos, como el Benito Juárez y el Margarita Maza de Juárez.
Luis Tlapa, junto con otros 60 comerciantes de temporada que se instalaron en la avenida Altamirano de Jojutla, y que tienen más de 50 años de hacerlo, siempre han considerado la temporada decembrina y de año nuevo como la mejor, incluso sobre el Día de las Madres o el de Muertos. Pero este año la navidad parece haberles fallado, quizá sea porque aún la pandemia está presente o porque los clientes aún no logran resarcir su economía, como él trata de explicarlo.
Quizá sea así, pero de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía, publicados en el portal Data México, el mayor problema que enfrentan todas las unidades económicas en Morelos, independientemente de su tamaño, es la inseguridad pública, muy por debajo están los impuestos, la competencia desleal, el alza de las materias primas, el costo de servicios, los trámites burocráticos o incluso la baja demanda de sus productos.
Y ese dato no es trivial cuando se recuerda que el comercio al por menor representa el 49 por ciento de las unidades económicas de Morelos.
La inseguridad que se vive en nuestro estado incluso ha provocado la disminución del arribo de los estudiantes extranjeros en la entidad, como señaló la Asociación de Institutos para la Enseñanza de Español en Morelos. Carlos Brito presidente de dicha asociación, aseguró que los asesinatos violentos y robos han generado «temor» entre los estudiantes extranjeros, que evitan postularse como intercambio. Dijo que los extranjeros tienen miedo de ser asaltados e incluso secuestrados, tras las alertas de viaje en sus países de origen.
Comercio y servicios son el puntal de la economía estatal y, hasta el momento, son rehenes de la inseguridad, es decir, de la impunidad y la corrupción con la que siempre se cobijan los ilícitos y la ilegalidad.
Como sociedad, los morelenses deberíamos reservar un deseo para el próximo año y trabajar conscientemente, con voluntad permanente, para alcanzarlo el próximo año: trabajar unidos para derrotar la ausencia de ley y la indiferencia. Quizá así, el 2023 nos resulte mejor para todos.

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