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8 de cada 10 se sienten inseguros en Mexico

 

El 18 de enero pasado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó su Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana trimestral, un ejercicio que mide la percepción de inseguridad en las urbes del país.

Según el instituto, el 85.7% de los cuernavaquenses mayores de 18 años se sienten inseguros. De hecho, Cuernavaca se encuentra dentro de las localidades con mayor percepción de inseguridad del país. Este resultado no sorprende a nadie. No es noticia que todos los morelenses vivimos con miedo; miedo por nosotros, nuestros hijos y nuestro patrimonio.

Más allá de lo que los ciudadanos de a pie sentimos, las cifras oficiales confirman lo que arroja el estudio del INEGI. A pesar de una ligera reducción de la tasa nacional de homicidios, a nivel estatal los delitos de alto impacto, incluyendo asesinatos y extorsiones, no han parado de crecer desde finales de 2018, cuando tomó posesión el gobernador Cuauhtémoc Blanco.

La violencia y criminalidad que se viven en prácticamente todos los municipios del estado es el resultado directo de una estrategia de seguridad fallida. El gobierno estatal ha permitido que los grupos del crimen organizado proliferen en la entidad. De hecho, según información de la fiscalía local, Morelos operan más de seis células de grupos criminales que pelean por el control de las actividades delictivas de la zona.

Ante este desafío, el gobernador ha implementado un mando coordinado que sólo ha desprovisto a las autoridades locales de recursos necesarios para fortalecer las capacidades de las policías municipales. La cercanía de Blanco con el presidente Andrés Manuel López Obrador no ha ayudado, tampoco, a que haya coordinación entre fuerzas de seguridad federales, estatales y locales. Por tanto, la falta de una estrategia de seguridad efectiva nos ha dejado a los morelenses a merced de los criminales.

Aunado a esto, la falta de colaboración entre el ejecutivo estatal y la fiscalía de Morelos – encabezada por Uriel Carmona – ha debilitado el Estado de Derecho. Esto ha ampliado el margen de maniobra del hampa, que ha expandido sus actividades criminales hasta trastocar la vida diaria de los que vivimos en Morelos.

La inseguridad en Cuernavaca y Morelos no sólo nos llena de miedo. Además, durante los últimos años esta situación a impactado negativamente los prospectos de desarrollo económico para todos los morelenses. Las empresas ya no quieren invertir en el estado. Las medianas y pequeñas empresas – fuentes de empleos y movilidad social – están al acecho de los extorsionadores. Morelos ya no es el destino turístico de hace una década.

Este año los morelenses iremos a las urnas y es imperante que votemos por alguien que tenga una idea clara de cómo devolvernos la tranquilidad que hemos perdido. Es necesario que se fortalezcan las fuerzas de seguridad desde lo local; que se reestablezca el estado de derecho y se reconstruya el tejido social.

*Padre de familia, político y soñador en busca siempre de un mejor Morelos para todos.