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Karime Díaz

 

El cielo siempre ha sido un gran enigma, esa lejanía ha sembrado en nuestras mentes las más extraordinarias preguntas. Por siglos los ojos de la humanidad han estado puestos en el espacio y los secretos que nos oculta el universo. Aunque parezca de pronto que un hoyo negro se tragó la participación de las mujeres en la astronomía, muchas mujeres han hecho descubrimientos fascinantes.

En 1970, nace Caroline Lucretia Herschel quien junto a su hermano William fabricaron sus propios telescopios que, aunque muy caseros, eran muy potentes, más que cualquiera que se hubiera fabricado en ese momento. Desde su jardín, dedicaban las noches a observar y aunque por mucho tiempo él fue el único que se reconoció como explorador galáctico, ella había tenido más logros, tan solo descubrió Urano e identificó más de 2500 nebulosas ¡Ella solita! De hecho, este descubrimiento la llevó a ser la primera mujer con sueldo de científica pagada por el rey de Inglaterra, y se dedicó a seguir viendo el cielo para así descubrir un cometa en 1786, el primer cometa femenino de la historia (aunque más bien, descubierto por una mujer).

La dimensión del universo no entra en el entendimiento ni la comprensión humana, de estrellas se calcula un número de más de 24 ceros. Pero, en 1868, nace Henrietta Swan Leavitt que tuvo el privilegio de estudiar en una universidad asociada a Harvard, pero solamente para mujeres. Ella trabajaba mal pagada como calculadora, pues se dedicaba a hacer cálculos de las investigaciones que hacían los hombres científicos. Henrietta se dio cuenta de que las estrellas tienen ciertos patrones de tamaño y movimiento que nos permite conocer la distancia a la que se encuentran de nosotros, todo esto con trigonometría cambiando todo lo que se conocía hasta el momento del universo. Aunque ella escribió el artículo, pues como siempre, la firmó su jefe y por mucho tiempo se le daba a él el crédito, otra mujer eclipsada, nada raro.

Finalmente, para no irnos más lejos, también hay científicas mexicanas que han visto al cielo. Sin duda al hablar de astronomía, no debemos olvidar de nombrar a Julieta Fierroquien se especializó en la composición de la materia interestelar. Pero, además, ella se dedica a una rama de la ciencia que es fundamental: la divulgación. Aunque muchas personas siguen desestimando esta actividad ¡La comunicación de la ciencia es hacer ciencia! Aunque Julieta de pequeña soñaba con trabajar en un circo y hacer suertes en un trapecio, las matemáticas se le daban de manera natural. Al morir su madre, tuvo que escapar de su casa para continuar sus estudios.

Influida por los prejuicios de su hermana, estudia física y motivada por su hermano Miguel, con síndrome de down, empieza a divulgar la ciencia con el afán de que él conociera y comprendiera lo maravilloso de la ciencia.

Julieta ha hecho numerosos trabajos para difundir el conocimiento, incluso, ha publicado en Maya pues ha tenido el firme compromiso de que la ciencia llegue a todas las personas.Lo anterior por supuesto que le ha hecho acreedora de diversos reconocimientos.

De hecho, compartir el conocimiento, también se lo debemos a las mujeres en su afán de arrebatárselo a esos pocos cuantos que tenían acceso al mismo. Pero eso se los cuento después.

Por ahora, me permito desearle un muy feliz 2023.

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