loader image

Miguel A. Izquierdo Sánchez

A los desaciertos de la Secretaría de Turismo y Cultura (STC) del gobierno del Estado de Morelos, ya ubicados por Francisco Moreno y Gustavo Y. Garibay en este diario, en sus colaboraciones pasadas, cabe agregar algunos más asociados a la administración del Centro morelense de las Artes, institución de educación superior (IES) que en tanto organismo descentralizado, se encuentra sectorizado en la STC. Revisemos al menos cuatro de tales desaciertos, que ejemplifican una política cultural estatal que marcha hacia atrás, denodadamente.

​En primer término, desde antes de que iniciara esta administración gubernamental encabezada por Cuauhtemoc Blanco, un grupo de ciudadanas y ciudadanos con amplia experiencia educativa, habíamos entregado a su equipo inmediato, un escrito clarificando el mejor tratamiento del CMA en el esquema nacional de educación superior: cambiar su sectorización hacia la Secretaría de Educación estatal, de modo que con las gestiones complementarias ante la Subsecretaría de Educación Superior federal, el CMA pudiera concursar por recursos financieros extraordinarios (que no tiene y está urgido de ellos desde hace años), a los que podría acceder si tal movimiento administrativo/jurídico se hiciera. Para la mayoría de las IES públicas del país, tal ha sido una vía de constante crecimiento al aplicar estos recursos tanto a personal como a obras y atención mediante apoyos a estudiantes. Este gobierno, como antes lo hizo el de Graco, le corta los brazos al CEMA al no dejarle crecer con los beneficios provenientes de la federación a los que debe aspirar. Todavía podría realizar ese cambio, pero no se advierte esa voluntad, por demás irracional. 

Otro pendiente con el CMA es con sus estudiantes, al tener aprobadas cuotas por encima de similares instituciones locales de educación superior, y que se sabe se destinan al sostenimiento del CMA, mismas cuotas que podrían disminuir sensiblemente de contar con el apoyo federal para su desarrollo.

Enseguida vale mencionar que años atrás, teniendo esta institución varias plazas de profesores de tiempo completo, decidieron internamente “dividirlas”, partirlas, para abarcar a más profesorado, dadas las necesidades crecientes. Pero al hacerlo, quitaron de tajo una categoría de profesorado que la SEP en sus programas de apoyo considera indispensables, y es además condición de desarrollo académico, por cuanto es el personal que por definición, se ocupa de labores tan importantes como de investigar, difundir la cultura, realizar diseños curriculares, y realizar tareas de extensión universitaria, que en conjunto contribuyen a darle el rango de institución de educación superior, plena. Este es un ejemplo de auto cercenarse opciones valiosas de desarrollo universitario. 

Hace poco más de un año, las autoridades del CMA intentaron desprenderse de un grupo de profesoras y profesores de reconocimiento probado, sin justificación alguna, lo que dio lugar a un movimiento con apoyo estudiantil, que llevó a la recontratación de quienes estuvieron a punto de ser despedidos. Semestre a semestre sigue la zozobra de su recontratación o no. En este proceso el CMA tiene el serio pendiente de generar sea concursos de oposición o concursos de méritos (me ocuparé en otro artículo de este asunto), de manera que tanto para el profesorado, como en bien del alumnado y de la institución, con transparencia, ocupen los puestos respectivos quienes garanticen la mejor formación de quienes ahí estudian posgrados, licenciaturas o programas de extensión. 

Por último cabe mencionar lo que parece ser un deporte en la STC: descabezar las instituciones culturales, dejar en lugar de directores o rectores a un encargado del despacho (como en el CMA) y dejar que vaya su salario a Hacienda, al ramo de inseguridad, como se hizo al inicio del sexenio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *