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¿NIÑAS CUIDANDO A OTRAS NIÑAS?

 

¿Sabía que en 2020 se registraron 101 embarazos en niñas y adolescentes de 10 a 14 años en Morelos? Así lo reflejaron datos de la Coordinación Estatal de los Programas de Planificación Familiar, Anticoncepción, Salud Sexual y Reproductiva para Adolescentes de los Servicios de Salud de Morelos.

Por ello, en este mes, donde la festividad se extiende en gran parte del mundo rinde honor a la labor maternal que millones de mujeres desempeñan, es necesario reflexionar sobre aquellas adolescentes que en lugar de festejar el 30 de abril, tienen que celebrar el 10 de mayo.

EMBARAZO Y MATERNIDAD INFANTIL

La mayoría de las veces las niñas y adolescentes que se han embarazado no tienen acceso a oportunidades educativas, por lo que existe una deserción escolar, además hay pocas oportunidades laborales y en ocasiones con menores ingresos. A eso hay que sumar la situación de pobreza y falta de posibilidades para poder construir y ver realizado su plan de vida.

De acuerdo a las estadísticas que arroja el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2021 ocurrieron 147 mil 279 nacimientos en adolescentes de 15 a 19 años, y en niñas menores de 15 años, 3 mil 019.

En este mismo año, la tasa de nacimientos en adolescentes de 15 a 19 años fue de 26.3 por cada mil; en niñas, fue de 0.2 por cada mil, menores de 15 años.

VULNERACIÓN DE DERECHOS HUMANOS

Es innegable que las causales del embarazo en la adolescencia son multifactoriales, como por ejemplo, la pobreza, la violencia sexual, la violencia de género, el matrimonio infantil o las uniones tempranas, la compra-venta e intercambio de niñas, el inicio de una vida sexual temprana y desinformada.

Así como la desigualdad económica y social, la desigualdad por género, las dificultades en el acceso y disponibilidad de insumos y servicios en salud reproductiva, las creencias culturales acerca de la maternidad, los obstáculos en el ejercicio de los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes (NNA), y podríamos seguir con la lista.

Ahora, la Convención de los Derechos del Niño (CDN), menciona en su artículo primero que “es niño todo aquel menor de dieciocho años, salvo las consideraciones internas de cada estado”, es importante visibilizar a esta población con una problemática en particular, pues de acuerdo a las estadísticas señaladas anteriormente la maternidad en este grupo se contempla entre los 10 y 19 años.

De acuerdo a un enfoque biopsicosocial, las mujeres en ese rango de edad no están “preparadas” para las consecuencias de un embarazo y de la maternidad; esto de acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), toda vez que son más propensas a desarrollar preeclampsia, endometritis puerperal e infecciones sistémicas, sumando que los nacidos también son más propensos a nacer con bajo peso en condición prematura y a desarrollar afección neonatal grave.

Ahora bien, la misma Comisión resalta que las NNA tienen un derecho intrínseco a la vida en infancia, garantizando en la mayor medida posible la supervivencia y el desarrollo del niño, siendo necesario para la realización de su proyecto de vida.

REFLEXIÓN

El embarazo y la maternidad son unos de los eventos más trascendentales para las mujeres, sin embargo en la vida de una adolescente madre, no solamente tiene implicaciones individuales y familiares sino también sociales, por lo que es necesario que en sus entornos se les brinden las mejores condiciones posibles para que la madre y el bebé, no solamente enfrenten el peso de llevar la carga propia de la adolescencia como etapa, sino de todas las repercusiones que este tipo de embarazos conlleva.

En atención a este tema es importante que el Estado promueva los derechos de las niñas y adolescentes, pues aun y cuando existe un extenso marco jurídico en protección de este grupo doblemente vulnerable, persiste la violencia en contra de ellas, en atención a las desigualdades sociales sustentadas en el género, por lo que es necesario implementar programas para la atención del embarazo y la maternidad infantil, con el objetivo de erradicar y prevenir la violencia que se ha sufrido históricamente.

Así también, es importante que se restauren los derechos vulnerados a las niñas embarazadas y a las que ya sean madres, creando programas, para que lleven lo más “normal” posible y acorde a su edad este proceso.

Además de que ya estaremos hablando de dos individuos con probabilidad de violaciones de derechos humanos, como lo es la identidad, vivir en familia, a no ser discriminados, a vivir en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral, esto dependiendo a las circunstancias particulares de cada situación.

Por lo que reflexionemos como padres y madres, debemos tener mayor acercamiento y tocar el tema de sexualidad o acercarse a instituciones especializadas para tener herramientas y lograr un plan de vida para la madre adolescente y su hijo.

*Jueza de control y enjuiciamiento especializada en adolescentes del Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes del Estado de Morelos.