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Emmanuel López Pérez y Gabriela Mendizábal Bermúdez*

Hemos sido testigos de desfiles, consignas sindicales, quejas de trabajadores y noticias en diversos medios de comunicación sobre el trabajo. Pero esa fecha nos invita a una reflexión más profunda. Más que una tradición u obligación de los agremiados sindicales de “ir a marchar” el primero de mayo es un día que simboliza de un lado el reconocimiento de los derechos laborales de las personas trabajadoras y del otro la oportunidad de analizar todo lo que nos falta.

El trabajo es uno de los derechos fundamentales que permite a las personas satisfacer sus necesidades elementales para consagrar estándares de calidad de vida digna.

Se pensaría que los derechos laborales ya conquistados para las y los trabajadores son el ingreso a un salario mínimo, vacaciones, jornada de trabajo, aguinaldo, entre otros; sin embargo, las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía enseñan que, a febrero de 2024, en el país había 59.4 millones de personas ocupadas, de las cuales 32.4 millones se encontraban en el sector informal. Estos datos se traducen en que 32.4 millones de personas trabajadoras NO cuentan con prestaciones laborales como acceso a la seguridad social, salario mínimo, vacaciones, aguinaldo, entre otros.

Por lo que respecta al Estado de Morelos, 893 mil personas según INEGI se encuentran ocupadas, de las cuales 592 mil desempeñan sus actividades en la informalidad. Reflejando la misma falta de acceso a los derechos laborales y de seguridad social, que en el ámbito nacional.

Es relevante destacar que el ingreso económico de los trabajadores no es alentador, ya que la mayoría de la población empleada en el país recibe un salario mínimo diario, lo que afecta a alrededor de 25.5 millones de personas, aunado a que 17.1 millones ganan hasta dos salarios mínimos diarios. En el caso específico de Morelos, alrededor de 150 mil personas ganan solo un salario mínimo diario, y 166 mil hasta dos salarios mínimos.

Un aspecto para resaltar es la aplicación de la reciente reforma al subsidio al empleo del 1º de mayo de 2024, que tiene como principal objetivo apoyar a través de un subsidio económico mensual por la cantidad de hasta $390.00 pesos a los trabajadores con una remuneración baja y que tributan bajo el régimen fiscal de sueldos y salarios, en específico, aquellos que reciban un ingreso que no excedan los $9,081.00 pesos.

A pesar de los 138 años desde la instauración del Día Internacional del Trabajo, los derechos laborales aún no se materializan plenamente, principalmente debido a la persistente informalidad laboral. Las nuevas modalidades laborales como el teletrabajo, trabajo en plataformas digitales y el freelancing complican aún más el acceso a estos derechos.

En resumen: la realidad nos enseña que la protección laboral varía según si se trata de un trabajo formal o informal. Idealmente, los trabajadores desearían estar en empleos formales, que reporten ingresos y estén registrados ante las autoridades fiscales y de seguridad social. En México, aunque los derechos laborales y sociales están establecidos en la normativa, su realización es un desafío. La mejora de estas condiciones requiere la acción conjunta de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, así como de los empleadores. Es fundamental ir más allá de la reflexión en el Día del Trabajo y asumir la responsabilidad colectiva de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, reconociendo que estos derechos son esenciales para elevar la calidad de vida de la población.

* Profesor y profesora-investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos