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El verdadero oficio más viejo del mundo no es el que indica el lugar común. Es obvio que la humanidad no hubiera avanzado nada si algunos humanos no hubieran estado dispuestos a trasmitir sus conocimientos y hallazgos a sus congéneres; el secreto del fuego, la forma de pescar provechosamente, cómo afilar una punta de pedernal o qué plantas se podrían comer y cuales no, debieron haber sido las primeras asignaturas que cursaron nuestros ancestros. Y todo eso antes de la invención del dinero.

Desde tiempos inmemoriales, los maestros han sido los pilares fundamentales en la construcción y transmisión del conocimiento en las sociedades. Su papel va más allá de simplemente enseñar materias; son los forjadores del pensamiento crítico, los guías en el desarrollo intelectual y moral de las generaciones venideras. La importancia de los maestros en una sociedad es innegable, tanto en el pasado como en el presente, y su trascendencia histórica es evidente en el progreso humano a lo largo de los siglos.

Los maestros también ayudan a la comunidad dando ejemplo de coherencia, responsabilidad y de autoridad basada en los conocimientos, no por nada en civilizaciones como la griega y la romana, se reconocía la necesidad de educar a los jóvenes en diversas disciplinas, desde las artes y las ciencias hasta la ética y la filosofía. Grandes filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles no solo fueron maestros en el sentido tradicional, sino que sentaron las bases de la pedagogía occidental.

En la Edad Media, los monasterios y las escuelas religiosas se convirtieron en centros de educación, donde los monjes y los clérigos desempeñaban el papel de maestros, preservando y transmitiendo el conocimiento en un período de oscuridad intelectual. Con el Renacimiento y el surgimiento de la imprenta, la educación se expandió, y surgieron nuevas instituciones educativas y enfoques pedagógicos.

La transmisión de conocimientos y el maestro como encargado de tan importante tarea, han acompañado a la humanidad a lo largo de toda su historia porque se requiere que los integrantes de la comunidad sean útiles para el resto, de tal forma que todos compartan nociones éticas, morales y hasta históricas que les permitan identificarse como un núcleo y trabajar en consecuencia por el bien común. Los maestros desempeñan un papel crucial en la formación del carácter y los valores de los jóvenes. Por eso deben ser modelos de empatía, tolerancia y responsabilidad social. En un mundo cada vez más complejo y diverso, los maestros deben consolidarse como catalizadores del cambio positivo, en el que se fomente la inclusión, la diversidad y la equidad.

Nosotros deberíamos valorar estas tareas y ellos hacerlas respetar con hechos. Ya plenamente instalados en el S. XXI no hemos conseguido tales ideales -aunque muchos profesores se le hayan acercado al grado de dejar una huella brillante y permanente en sus alumnos.

Al final de cuentas, todos somos maestros de alguna forma y deberíamos actuar en consecuencia. Felicidades a todos los profesores morelenses.